Capítulo
46: Jacob lleva a toda la familia para vivir en Egipto
Jacob no fue para Egipto sin antes pasar por Beerseba, donde todo comenzó,
donde tuvo sus primeras experiencias con Dios y donde vivieron Abraham e Isaac.
Allí ofreció sacrificios al Señor. Nuevamente, el Señor habló con la familia en
aquel lugar. Dios le confirmó a Jacob la necesidad de esta mudanza para Egipto.
Jacob regresaría a Canaán, en este caso, para ser enterrado. José cerraría con
sus manos os ojos de Jacob, lo que significa que vería la muerte de su padre.
Toda la familia de Jacob se salvó del hambre yendo a Egipto, el lugar de
refugio que Dios les proporcionó. Los nombres de las 66 personas fueron registrados.
Con los hijos de José más Jacob y José mismo sumaron 70. El encuentro de Jacob
con José fue emocionante. Para Jacob, su carrera estaba completa porque quería
terminar su vida viendo a José. Nuestra meta para la vida debe ser Jesús. Ver a
Jesús debería ser nuestro compromiso. No las actividades para Jesús, sino Su
propia presencia es nuestro mayor deseo. José advirtió a su padre sobre la
repulsión que el Faraón y los egipcios tenían por los pastores (v. 1-34).
“Los
egipcios aborrecían a los pastores porque la agricultura era la base de la
sociedad egipcia y el río Nilo los sustentaba. Los egipcios organizaron cuidadosamente
sus campos y los controlaron con relativa facilidad. La dificultad comparativa
de controlar ovejas, cabras y vacas llevó a los egipcios a pensar que las
personas que los cuidaban eran rudos y groseros ".[1]
Los
cambios no son fáciles, pero a veces son necesarios (Gen. 46)
1. Los cambios radicales y dirigidos por
Dios transforman (v. 1-3, familias en naciones)
2. Los cambios radicales y dirigidos por
Dios involucran a toda la familia (v.4-27).
3. Los cambios radicales y dirigidos por
Dios respetan nuestra individualidad y habilidades (v.28-34).
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