miércoles, 21 de agosto de 2019

Lavítico 10


Capítulo 10: Nadab y Abiú y el fuego extraño

El sacerdocio fue confirmado y todo debería ser gozo, pero pronto el hombre pecador contaminó la adoración sagrada del Señor. Los hijos de Aarón, Nabad y Abiú, hicieron algo sin autorización. Esto muestra que los líderes tienen límites que deben obedecer en la obra de Dios. Similar a lo que sucedería en los primeros días de la iglesia con Ananías y Safira, el Señor consumió a Nadab y Abiú. Dios no permitió que Aarón y sus otros hijos lloraran la muerte de Nadab y Abiú, pero el pueblo sí pudo. No sabemos exactamente qué sucedió para provocar la ira de Dios contra los hijos de Aarón. Algunos piensan que estaban borrachos debido a la advertencia que luego se hace sobre su uso de vino y bebidas fermentadas. Esto es solo una hipótesis (v.1-20).

Algunas explicaciones son muy consistentes.

1) El sumo sacerdote es quien debe ofrecer incienso al Señor
2) El incensario a ser usado debe ser el del sumo sacerdote y no el de ellos.
3) Solo en el Día de la Expiación se debe llevar el incienso al Lugar Santísimo
4) No pidieron permiso a Moisés
5) El fuego debía tomarse de las brasas del altar de bronce.
6) Estaban bajo la influencia del alcohol

La realidad es que no se tomaron el sacrificio en serio. En la obra de Dios no podemos actuar a la ligera. Todo es importante y santo en la obra de Dios y debemos ser reverentes. Otros hijos de Aarón cometieron algún error al ministrar los sacrificios al no comer parte del sacrificio por el pecado. Quemaron sin comer ninguna parte. Aarón le explicó a Moisés que si bien estaba prohibido llorar por los hijos, podría ser razonable ayunar. Moisés aceptó ese argumento.

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