Capítulo
10: Nadab y Abiú y el fuego extraño
El sacerdocio fue confirmado y todo
debería ser gozo, pero pronto el hombre pecador contaminó la adoración sagrada
del Señor. Los hijos de Aarón, Nabad y Abiú, hicieron algo sin autorización.
Esto muestra que los líderes tienen límites que deben obedecer en la obra de
Dios. Similar a lo que sucedería en los primeros días de la iglesia con Ananías
y Safira, el Señor consumió a Nadab y Abiú. Dios no permitió que Aarón y sus
otros hijos lloraran la muerte de Nadab y Abiú, pero el pueblo sí pudo. No
sabemos exactamente qué sucedió para provocar la ira de Dios contra los hijos
de Aarón. Algunos piensan que estaban borrachos debido a la advertencia que
luego se hace sobre su uso de vino y bebidas fermentadas. Esto es solo una
hipótesis (v.1-20).
Algunas
explicaciones son muy consistentes.
1) El sumo sacerdote es quien debe
ofrecer incienso al Señor
2) El incensario a ser usado debe ser el
del sumo sacerdote y no el de ellos.
3) Solo en el Día de la Expiación se debe
llevar el incienso al Lugar Santísimo
4) No pidieron permiso a Moisés
5) El fuego debía tomarse de las brasas
del altar de bronce.
6) Estaban bajo la influencia del alcohol
La realidad es que no se tomaron el
sacrificio en serio. En la obra de Dios no podemos actuar a la ligera. Todo es
importante y santo en la obra de Dios y debemos ser reverentes. Otros hijos de
Aarón cometieron algún error al ministrar los sacrificios al no comer parte del
sacrificio por el pecado. Quemaron sin comer ninguna parte. Aarón le explicó a
Moisés que si bien estaba prohibido llorar por los hijos, podría ser razonable
ayunar. Moisés aceptó ese argumento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario