Capítulo
12: El puerperio
La mujer que daba a luz a un niño quedaba
siete días impura. No se trata de impureza moral o física. Era un ritual
mediante el cual Dios una vez más mostraba, de modo visual, la separación de lo
correcto y lo incorrecto, lo puro y lo impuro, la obediencia y la desobediencia.
Al octavo día, el niño era circuncidado, y luego su madre esperaba otros 33
días antes de que se le permitiera regresar a la convivencia con otros. En este
momento, la débil y frágil madre e hijo estaban lejos del peligro de infección
o enfermedad. Los fluidos corporales y la sangre que salía de la mujer la hacían
impura, pero nuevamente, es bueno recordar que no había pecado en haber tenido
relaciones sexuales y engendrado un hijo. Estas eran leyes que formaban parte
de un conjunto de rituales. No sabemos por qué, si nacía una niña, el tiempo se
duplicaba. La ofrenda por el pecado, tanto del nacimiento de un niño como de
una niña, puede recordarles a los padres que el pecado ya nace con sus hijos.
David dijo que en pecado fue concebido y es un recordatorio para todos de que
todos son pecadores desde el nacimiento (v.1-8).
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