jueves, 22 de agosto de 2019

Levítico 13


Capítulo 13: Lepra

La lepra es, sin duda, una de las mejores comparaciones con el pecado, la peor enfermedad del hombre. Ante la sospecha de lepra, la persona era llevada al sacerdote. No para ser curada, ya que el sacerdote no era un médico o algún tipo de curandero, sino para constatar la enfermedad y la consiguiente separación del campamento. El pecado trae separación entre el hombre y Dios. A veces no era lepra, sino una simple erupción. Aun así, en este caso, la persona quedaba bajo observación durante siete días. Era el sacerdote quien declaraba a la persona pura o inmunda. De la misma manera, no es el pecador quien juzga sus acciones, sino el Señor que es Santo. El paciente con lepra debía vestirse con harapos e informar su presencia gritando: "¡Inmundo!" No sirve de nada que el pecador sea culto, limpio y bien arreglado. Ante Dios está separado. Dios conoce al hombre en su intimidad. También se analizaban los objetos mohosos. Si tuvieran moho que se extendía, deberían ser destruidos y quemados. El pecador, sin la cura de la salvación, será arrojado a la condenación eterna, donde el fuego arde infinitamente (v. 1-59).

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