Descubrimiento.
Uno de los grandes placeres de la vida es encontrar plata en un bolsillo. Es genial la sensación de palpar un billete bien doblado en una prenda que ha estado guardada algún tiempo. No es tanto el valor, sino la alegría de descubrir algo que ni siquiera sabías que habías perdido. Si se experimenta esa satisfacción por unos pesos, ¡cómo será la dicha de redescubrir las verdades cardinales de la fe cristiana!
Con los años, la iglesia (o lo que se hacía llamar así) se había convertido en una institución corrupta y arrogante, cuya mórbida estructura era utilizada para controlar espiritual y políticamente a gente sumida en la ignorancia. El acceso a la Biblia estaba restringido. Acercarse a Dios requería la mediación de un sacerdote. La salvación dependía de obras. La espontaneidad de la fe yacía bajo el abrumador peso de complicadas liturgias y tradiciones humanas.
En ese contexto, el 31 de octubre de 1517, Martín Lutero, un sencillo pero determinado monje, propuso "95 tesis”, clavándolas en la puerta de la catedral alemana de Wittenberg. Su propósito era elevar una protesta contra ciertas prácticas de Roma, en particular, la venta de indulgencias, con las que se financiaba la construcción de la Basílica de San Pedro. No obstante, la repercusión fue mucho mayor y dio origen a la Reforma, que provocó una serie de revisiones y transformaciones en la iglesia y la sociedad. Los principales aspectos resumen la base teológica del evangelio y se conocen como “Cinco Solas”: SOLA SCRIPTURA. SOLUS CHRISTUS. SOLA GRATIA. SOLA FIDE. SOLI DEO GLORIA.
Solo la Escritura. La Palabra de Dios, verbal y plenariamente inspirada, infalible en los manuscritos originales, es la única autoridad de fe y conducta del creyente (2 Timoteo 3:16).
Solo por Cristo. Jesucristo, el eterno Hijo de Dios, es el único mediador entre Dios y los hombres. No hay salvación por medio de ningún otro nombre (Hechos 4:12).
Solo por Gracia. La salvación es un don de Dios, provista al hombre solo por gracia divina, mediante la fe personal en Cristo, quien derramó su sangre para perdón de pecados (Efesios 2:8).
Solo por fe. El hombre es justificado solo por medio de la fe en Jesús, sin necesidad de obras humanas. (Romanos 1:17).
Solo a Dios la Gloria. Toda adoración debe ser ofrecida solo a Dios, pues el hombre es salvo para alabanza de su gloria y proclamar las virtudes de Cristo (Efesios 1:4-6; 1 Pedro 2:9).
La iglesia siempre ha estado expuesta a presiones y persecuciones. El Enemigo siempre ha procurado desvirtuar su identidad, diluir su mensaje o distraer sus mensajeros. Pero Dios siempre se ha provisto de un “remanente fiel”, en cada generación ha levantado siervos que, afirmados en su Palabra, se constituyeron en luminares que resplandecían en medio de una sociedad maligna y perversa.
No es misión de un puñado de superhéroes, sino responsabilidad de cada creyente vivir a Cristo, manteniendo sin componendas la vigencia, autoridad y suficiencia de la Palabra, para ser luz y sal a mundo oscuro.
Por Pablo D. López
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