lunes, 7 de septiembre de 2020

Salmo 36

Salmo 36: La maldad del hombre y la bondad amorosa de Dios
Hay una falsa sensación de seguridad en el impío. Él no presta atención al hecho de que Dios juzgará su pecado. La falta de temor de Dios hace que el pecador planee pecar más y de muchas maneras. El creyente, sin embargo, espera en el Señor y tiene en Él un refugio de los juicios de Dios, que caerán sobre el mundo. El justo no quiere huir de los malvados, por eso ora para que el Señor lo mantenga firme frente a las amenazas (v.1-12).

“En la quietud de la noche, tiempo para el arrepentimiento (Sal 4:4) y acordarse de Dios (Sal 63:6), él [el malvado] está inquieto planeando sus crímenes ... El mal es su elección deliberada; la conciencia está embotada y el error no le produce repulsión"[1].

Salmo 36: Las perversidades del hombre y las benevolencias de Dios
1. Las perversidades del hombre (v.1-4)
2. Las benevolencias de Dios (v.5-12)


[1] The Cambridge Bible for Schools and Colleges – Sl 36.4 - By Cambridge University Press (extraído de e-sword version 11.0.6 – 2016)

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