miércoles, 9 de septiembre de 2020

Salmo 41

Salmo 41: El quebrantamiento que no estuvo presente en Judas Iscariote
1. Este es un salmo más de David, que ahora muestra la gloria y la humillación del Mesías, haciendo especial mención a la traición de Judas. Evidentemente, cuando el salmista dice que ha pecado, es solo un relato de él y no puede referirse al Mesías, porque Dios no peca. Podría ser una solicitud de perdón de Judas, pero esto nunca sucedió. Cuando no hay quebrantamiento, no hay perdón. En Judas Iscariote no hubo los siguientes quebrantamientos.

2.Judas Iscariote tuvo la oportunidad de volver de su locura y quebrantarse ante el Mesías, confesando su pecado. Él podría quedar libre de todo mal si acudiese al Mesías, quien en ese momento era el necesitado (ver Salmo 40:17). La palabra hebrea para voluntad (v.2) es "nephesh" que significa "apetito". Judas se entregó al apetito de los enemigos, los fariseos hambrientos de la sangre del Justo Jesús. Judas no confesó su pecado y no pudo ser feliz en la tierra. A través de la confesión, el pecador tiene su suave lecho. Incluso en la enfermedad, Dios lo consuela, porque la peor enfermedad es la falta de quebrantamiento. Judas tuvo la soga alrededor de su cuello como almohada y como cama el piso duro donde cayó después de que se rompió la rama. De hecho, Judas nunca se arrepintió, pero sintió remordimiento por haber sido arruinado y abandonado incluso por el mismo Satanás que solo lo usó a él, ya que viene a robar, destruir y matar. No pecó contra los sacerdotes, sino contra el mismo Hijo de Dios. Los sacerdotes no tenían solución para él. (v.1-3, Mateo 27.3-5 y Hechos 1.18).

3. El salmista, sí, se quebrantó y confesó su pecado. Entendió que el pecado es, ante todo, contra Dios mismo. Nunca hubo un quebrantamiento en Judas y, por lo tanto, no hubo perdón de Dios. La práctica común pero errónea de confesar pecados generales en público no puede considerarse como un verdadero quebrantamiento. Los creyentes están acostumbrados a pedir perdón en sus oraciones públicas, pero no se postran ante Dios, de forma particular, confesando sus pecados por nombre. Si haces esto, habrá un verdadero quebrantamiento y Dios será tu suave almohada en tiempos de angustia. Judas no era el único enemigo de Jesús. Los fariseos y los judíos incrédulos lo rechazaron como el Mesías. En los últimos momentos, antes de la crucifixión, Jesús se aisló de los judíos y se quedó solo con los discípulos. El único enemigo de Jesús era Judas (v.4-5).

4. Judas Iscariote no debería estar presente en esa comida, ya que ya no era su ambiente. Su corazón estaba lleno de malicia, porque Satanás estaba en el corazón de Judas. Judas Iscariote estaba conspirando contra Jesús. Los planes estaban hirviendo en su cabeza. Él odiaba sin razón a Aquel que lo amaba. Pronto Jesús “caería en cama”, es decir, se enfermaría a causa de los azotes. No tuvo la oportunidad de quedarse en una cama, pero aun enfermo tuvo que cargar con la cruz y enfrentar todo el sufrimiento hasta la muerte. Este versículo es una profecía directa para Judas Iscariote, el traidor. Tenía todas las posibilidades de cambiar de actitud, pero dejó que Satanás dirigiera su vida. Cuando Jesús ofreció el pan mojado, no fue solo una acusación de que era un traidor, sino que fue un acto de hospitalidad usado en la cultura (v.6-9, Juan 13.21-30).

5. Aquella comida era propicia para el quebrantamiento de Judas. El Señor Jesús podía ayudarlo, pero Judas estaba endurecido por el pecado. Solo le quedaba el juicio de Dios. El Padre no miró a Jesús en la cruz, pero triunfó sobre los enemigos. Por un lado, el pecado separó al Hijo del Padre, pero por otro lado, Satanás fue juzgado en la cruz y el Hijo recibido en gloria. El Hijo exalta al Padre, Jesucristo vino a dar su vida por el pecador, por eso sabía que la cruz estaba maldita y el Padre no vería el pecado. Jesús sufrió toda la afrenta de sus enemigos y hasta la traición de su amigo, pero fue fiel hasta la muerte y muerte de cruz (Fil 2:8). Judas Iscariote podría aparecer en la historia como el gran amigo de Jesús, pero se ganó una triste reputación por ser el hijo de perdición. Nunca se convirtió de sus pecados. Nunca se quebrantó. El Señor Jesús siempre se acercó a Él y lo amó, pero sin quebrantamiento no puede haber salvación ni perdón (v.10-13).

"Tenemos a Cristo usando este salmo para sí mismo, mostrando, aunque el salmo no es suyo, cómo tomó el lugar para que el espíritu del salmo se aplicara a Él"[1].

Salmo 41: El quebrantamiento que no estuvo presente en Judas Iscariote
1. El quebrantamiento mostrado en la confesión (v.1-4)
2. El quebrantamiento mostrado en la cena (v.5-13)


[1] John Darby´s Synopsis of the Bible – Sl 41.12 - Published in 1857-1862; public domain. (extraído de e-sword version 11.0.6 – 2016)

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