domingo, 24 de enero de 2021

Isaías 2

 Capítulo 2: La restauración de Israel y la destrucción de toda idolatría

 

1. Las profecías casi siempre apuntan a dos cumplimientos. Primero, para el tiempo en que vive el profeta y, segundo, para un tiempo futuro. El profeta no siempre comprende el significado de las profecías. La Casa de Dios de la que habla Isaías es el Templo. Quedaba en el monte Sion en Jerusalén. Se volverá a construir allí. Actualmente un templo de culto islámico está edificado en aquel monte. Cuando el pueblo regresase del cautiverio de Judá, el templo sería reconstruido. Esto ya ha sucedido. Esdras y Nehemías hablan de ese tiempo. Sin embargo, este templo ya ha sido destruido nuevamente. En un tiempo que aún no se ha cumplido, Jesucristo reinará en este mundo. El templo será restaurado en Jerusalén y los pueblos de todo el mundo adorarán al Señor y aprenderán de Su Palabra. Toda guerra cesará. Toda la violencia será eliminada del mundo. No habrá más poderes bélicos. El único gobernante que logrará esto será Jesús, el Mesías de Israel y gobernador del mundo. Los instrumentos de guerra se convertirán en herramientas de trabajo. El mundo está en tinieblas, pero la luz del Señor prevalecerá. Sin embargo, la luz de Dios está disponible en todas las épocas. Dios invita a todos a caminar a la luz del Señor. La separación que Dios ordenó a Israel no fue obedecida y el resultado fue la disciplina. Israel estaba contaminado con idolatría y espiritismo (v.1-6).

 

Agorero = Persona que predice el futuro a través de signos, objetos o animales. Ejemplo: un búho sobre una casa es un mal presagio de que alguien de la familia va a morir.

 

2. Las riquezas del pueblo fueron un lazo, porque los ricos no dieron gloria a Dios, sino que se enorgullecieron pensando que eran autosuficientes. Junto con la arrogancia viene la idolatría, que es desviarse de Dios. Si pensamos que Dios no es necesario, haremos dioses según nuestra preferencia. Debido al orgullo, el apego a las cosas materiales y la idolatría, Dios disciplinará a su pueblo y el pecador será abatido, es decir, humillado. El apego al dinero, que es una forma de idolatría, nos deja ciegos y orgullosos. La consecuencia inmediata es un alejamiento de Dios y, finalmente, la disciplina del Señor. La disciplina ya ha sido decidida por Dios y solo podemos esperar misericordia después de toda la disciplina. Un día los pueblos no solo desearán ir a las cuevas, sino que las montañas caigan sobre ellos y los maten (v.10-11, 19 y 21, ver también Lucas 23:30 y Apocalipsis 6:16). El pecador descansa en su altivez, pero un día llega el juicio. Individualmente ya está sucediendo, pero un día habrá un juicio universal, aquí llamado "Día del Señor" (v.7-12).

 

3. Se mencionan algunos símbolos de grandeza, conocidos en ese momento, para comparar la arrogancia del pecador. Dios puede derribar al pecador como un rayo cae sobre un árbol centenario. No será Satanás, el Anticristo o el Falso Profeta los que espantarán a la tierra. El juicio es de Dios. Niingún "santo" o ídolo permanecerá. Los ídolos no ayudarán, por lo que los adoradores decepcionados desecharán lo que nunca debería ser parte del corazón del hombre. Los idólatras temerán al Señor, pero si no lo hacen a tiempo, el temor será de pavor y no de salvación. El consejo de Dios para el pecador es que no confíe en el hombre. Si hay aliento en el hombre, es solo mientras Dios lo permita. El hombre no tiene valor al punto de que pongamos nuestra confianza en él (v.13-22).

 

“El versículo 8 muestra otra razón de la ira del profeta: la tierra está llena de ídolos. El pueblo había condescendido a la locura de los paganos y se había arrodillado ante la creación de sus propios dedos (somp. 44:10ss.). De esta forma, los arrogantes se degradaron, tanto si pertenecían a la plebe, como a las clases altas. Debido a este pecado, el Señor viene a juzgar (v.10-22)”.[1]

 

La restauración de Israel y la destrucción de toda idolatría (Is 2)

1. La Palabra de Dios, Su paz y Su luz gobernarán este mundo malvado, violento y oscuro (v.1-5)

2. La gloria del Señor y Su terror abatirán a este mundo orgulloso e idólatra (v.6-22)



[1] Introdução e Comentário (Isaías), pg. 79 – J. Ridderbos (Ed. Mundo Cristão – SP – 1ª ed. 1986)

 

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