Capítulo 3: La estatua dorada. El horno de fuego ardiente
1. La adoración era universal al son de la música. El Anticristo exigirá la adoración de todos los pueblos (v.1-7).
“Daniel 3 registra una reunión solemne de los oficiales de todo el imperio del rey Nabucodonosor. Los músicos reales se unieron para promover la grandeza de la ocasión y para dar instrucciones sobre cuándo los oficiales debían inclinarse para expresar su lealtad y devoción. La orquesta estaba compuesta por instrumentos representativos, que no se limitaban a los instrumentos de Babilonia. La presencia de instrumentos con nombres griegos enfatiza el sabor internacional del evento. La identificación exacta de los instrumentos sigue siendo una dificultad. En este artículo se propone la siguiente lista: cuerno, flauta de dos peines, lira, arpa, fuelle y tambor. Todos estos instrumentos sonaron una nota de alabanza por la gloria de Nabucodonosor y el poder de su Imperio babilónico ".[1]
“Piense en la historia de los valdenses y los hugonotes. Mientras que, para estos nobles mártires, para quienes hay una corona de mártir en la venida de Cristo, no hubo liberación y sus cuerpos fueron consumidos por el fuego, aunque el Hijo de Dios estaba con ellos y con alabanzas en sus corazones y música en sus labios. Él los llevó por medio del fuego. Y durante la gran tribulación un remanente fiel de judíos sufrirá bajo el hombre de iniquidad, como lo hicieron estos tres hebreos; pero ellos también serán puestos en libertad ".[2]
2. Los amigos de Daniel no aceptaron ese culto de Satanás. Confiaban en Dios y aunque Él no quisiera librarlos del horno, continuarían confiando en Él. Job también dijo que incluso si el Señor lo mataba, confiaría en Él. David dijo que la gracia del Señor era mejor que la vida. Los héroes de la fe no amaron sus vidas más de lo que amaron al Señor. Jesús dijo que el que pierda la vida, la ganará. Vale la pena revisar estas referencias bíblicas y notar cómo el poder del Espíritu Santo anima a los creyentes a vivir solo para Él incluso por encima de sus propias vidas (v. 8-18).
3. El horno se calentó siete veces más de lo normal para carbonizar a los amigos de Daniel. Los sirvientes murieron solo con las llamas y los amigos de Daniel que fueron colocados dentro del horno amarrados no sufrieron quemaduras. Ni siquiera la ropa se quemó y no había olor a humo en ellas. El cuarto hombre en el horno era Jesucristo (Hijo de Dios, v.25). El rey se refirió a Él como un ángel de Dios. Nabucodonosor decretó que nadie hablaría contra el Dios verdadero, si blasfemaban, serían destruidos. Esta es más una actitud de temor y reconocimiento que una conversión genuina (v.19-30).
[1] The Musical Instruments in Daniel 3, pg. 436 - Charles H. Dyerpg (Copyright 1997 by Dallas Theological Seminary and Galaxie Software)
[2] The Annotated Bible (The book of Daniel) – Arno Clement Gaebelein (biblecentre.org
http://biblecentre.org/content.php?mode=7&item=90 29/07/2019)
No hay comentarios:
Publicar un comentario