Capítulo 5: La fiesta de Belsasar y la escritura en la pared
1. El declive de la moralidad es evidente en este capítulo. Usaron los utensilios sagrados y robados de Jerusalén para emborracharse y alabaron a los dioses de materiales perecederos. La mano de Dios escribió. Hay un antropomorfismo, es decir, Dios se comunica con el hombre con formas humanas, en este caso, con los dedos de un hombre. El rey tembló y apeló a sus hechiceros, pero fue en vano (v.1-9).
2. La reina se acordó de Daniel y este fue presentado al rey para que interpretara la escritura. El profeta Daniel no estaba interesado en los dones, sino en cumplir los propósitos de Dios, mostrando al rey que su padre fue humillado y reconoció la grandeza de Dios, pero no estaba siguiendo los caminos de su padre sino al robo de las pertenencias de la casa del Señor a la bebida y a la idolatría. La escritura es Mene, Mene (Numerada o contada), Tekel (Balance) y Uparsim (Dividida). La profecía se cumplió de inmediato. Babilonia fue contada, medida y pesada por Dios, hallada faltante y dividida y entregada a los medos y persas (v.10-31).
“Babilonia era la encarnación y el tipo de la potencia mundial inicua, y Belsasar era la encarnación del espíritu que hizo a Babilonia. Entonces, la acusación reúne las principales formas de pecado, que dividen a cada perversidad individual o nacional”.[1]
“Al leer el escrito, Daniel leyó UPARSIM (25), pero, al dar la interpretación, usó la forma PERES (28). La U es la conjunción aramea "y", que se omitiría cuando se le diera la interpretación. Parsim es una forma plural, mientras que peres es singular. Según algunas versiones antiguas, parece que peres es la forma original y que el plural parsim posiblemente pueda considerarse obra de un escriba que quizás tenía en mente la palabra que significa persa (paras) ".[2]
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