jueves, 17 de junio de 2021

Zacarías 5

 Capítulo 5: Juicio contra todo mal

1. Los pecados de perjurio y robo son juzgados por el Señor. El rollo volante era de un tamaño descomunal (10 x 5 m). No pasaba inadvertido. La Palabra del Señor es lo que muestra el pecado. A medida que se predica más, más pecadores entran en contacto con la monstruosa realidad de sus pecados. El creyente necesita leer la Palabra de Dios y animar a las personas a hacer lo mismo. No son nuestros discursos moralistas lo que mostrarán al mundo el tortuoso camino por el que están andando, sino la Palabra de Dios. Los predicadores necesitan hablar menos de sí mismos, novedades y curiosidades generales y predicar la Palabra de manera genuina, exponiéndola, dejando que ella misma presente los temas y no eligiendo temas que nos agraden y evitando temas ofensivos (v.1-4).

 

“Todo este pase es muy valioso como comentario sobre la naturaleza del gobierno de Cristo en la justicia en el período del milenio, así como la severidad en tratar con los pecadores, una vez que termina el día de la gracia y el día de la ira y el juicio sean conducidos con la apertura del libro sellado con siete sellos en Apocalipsis 5:1-9, soltando sellos, trompetas y copas del juicio que despojarán a Satanás, demonios y hombres perversos de la tierra hasta el advenimiento del Rey de Reyes y Señor de seños para establecer Su reino y gobierno ... Los amilenistas dicen que 'no hay ninguna indicación en nuestra visión del reino milenial y su establecimiento dentro de los límites de la Canaán terrenal'.[1]

 

2. El profeta Zacarías ve entonces una canasta (efa) y dentro de ella una mujer. La canasta tenía una tapa de plomo. La mujer representa la perversidad de la nación. Nuestra sociedad está llena de pecado, pero parece que la canasta nunca se cierra. En cuanto a los creyentes, estos deben cerrar la canasta y mandarla lejos. Nuestra vida es como una gran canasta de la que el pecado quiere escapar, pero en el poder y la fuerza del Espíritu Santo, motivados por la Palabra de Dios, debemos frenar el pecado y huir de él. La tierra de Sinar es Babilonia y ahí es donde estaría la maldad. El pueblo debería recomenzar la vida en Judá con la vida purificada (v. 5-11).



[1] Notes on Zachariah, pg. 36 – Zc 5.4 - Dr. Thomas L. Constable (Published by Sonic Light - 2014 Edition)

 

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