miércoles, 18 de octubre de 2017

No le Robes al Niñ

No le Robes al Niño

El bebé oye y reconoce la voz de su madre, la huele, y así sabe quién es mamá. También palpa la “temperatura” de las conversaciones de sus mayores. Se inquieta y llora cuando hay tensiones y discusiones. ¡Es impresionante esa pequeña cabecita lo mucho que asimila, y responde!

Comienza a formular sus primeras “palabras”, y aquí ya notamos algo interesante; mamá le repite sin cansar, “mamá”, y papá hace lo mismo, y cada uno está atento a los sonidos del bebé para festejar qué dijo primero. Inconscientemente hemos avanzado en nuestros cuidados del niño, del simple protegerlo y proveerle sus necesidades, al enseñarle e instruirle deliberadamente para que aprenda cosas que consideramos importantes.

Salomón escribió: Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. Por eso el título, ¡no le robes al niño! Existe la muy equivocada noción que al niño hay que enseñarle de todo, pero que no hay que enseñarle acerca de Dios, ni leerle la Biblia. Es común oir decir que hay que dejarlo para cuando sea mayor de edad y que decida por su cuenta. ¿Por qué no pensamos así sobre otros temas?

Salomón dijo: El principio de la sabiduría es el temor de Dios”. Jesús dijo: Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” El niño tiene conciencia y curiosidad sobre los temas “inmateriales” de su entorno. Necesita aprender cómo perdonar y ser perdonado, a nivel “humano” y también ante Dios. Necesita amar a Dios y al prójimo. ¿Por qué privarle de un conocimiento certero y adecuado acerca de lo que tiene trascendencia eterna?

Dejemos de imponer a nuestros niños nuestro ciego agnosticismo. No les robemos el conocimiento más importante para su formación como persona y su preparación moral y espiritual. 

Por Ken Russell

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