miércoles, 28 de agosto de 2019

Levítico 27


Capítulo 27: Los votos al Señor[1]

1. El libro concluye con instrucciones sobre la consagración a Dios de personas, animales, propiedades y frutos de la tierra. No debemos trivializar el asunto de los votos, ya que son completamente voluntarios y no se trata de una negociación para obtener el cumplimiento de deseos personales de parte de Dios. La idea no es ganar, sino ofrecer, no se trata de obtener bendiciones, sino de alabar. Los creyentes del Antiguo Testamento, en medio del pueblo de Israel, vivían en un contexto de ordenanzas y prácticas bien definidas, como el Año del Jubileo, rescates y dedicación. Por lo tanto, es erróneo aplicar de manera confusa y moderna los votos como una moneda de cambio para obtener bendiciones terrenales. La instrucción comienza con la dedicación de personas, que podrían entregarse al servicio del santuario o dedicar cosas sagradas al culto comunitario. En el caso de la consagración personal, también se permitía hacer ofrendas de dinero, y el valor variaba según el trabajo esperado de la persona, ya fueran niños, mujeres, hombres o ancianos (v.1-8).

2. Los animales también podían ser consagrados al Señor, pero no todos eran destinados a sacrificio. Aquellos utilizados para cargar objetos eran bienvenidos, y en el intercambio de animales, el oferente debía pagar un 20% adicional del valor (v.9-13).

3. Los hogares y las propiedades también podían dedicarse al servicio del Señor. Al redimir una propiedad, es decir, recuperarla, se añadía un 20% al valor original. Si alguien vendía una casa mientras estaba al servicio de Dios y llegaba el Año del Jubileo, el propietario la perdería, ya que se convertiría en propiedad definitiva de los sacerdotes. Lo consagrado al Señor no debía ser retirado (v.14-25).

4. Algunas cosas no podían redimirse, como el primogénito de los animales, las cosas que Dios tomaba para sí mismo y los diezmos, ya que pertenecían al Señor. Los primogénitos de los animales se convertirían en propiedad del Señor durante la Pascua, que conmemora la liberación de Israel de Egipto. Cuando Dios tomaba algo para sí mismo, como en el caso de ciudades o propiedades, no había vuelta atrás; el hombre no tendría derecho sobre ello. Un condenado a muerte no podía ser redimido y sería ejecutado, como sucedió con Acán y el rey de los amalecitas. El diezmo de los frutos también pertenecía al Señor, y si alguien quería redimir algo, debía agregar un 20%. Este capítulo destaca la seriedad con la que se debe abordar el compromiso con el Señor, recordando que la tierra y su plenitud son del Señor. Un ejemplo de la seriedad de la dedicación se ve en el caso de Ananías y Safira, quienes abordaron el tema de manera hipócrita y sufrieron las consecuencias de sus acciones (v.26-34, véase Hechos 5:1-11).

Dedicación a Dios (Lev 27):

1. Evalúa tu dedicación voluntaria (v.1-8).
2. Entrega al Señor sin esperar recompensas (v.9-25).
3. Comprende que no puedes reclamar para ti lo que ya pertenece al Señor (v.26-34).


[1] Comentário Bíblico Expositivo do VT Vol. 1 Pentateuco – pg. 400-402 – Warren W. Wiersbe (Editora Geográfica – 1ª edição 2006)


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