
Así como un manual contiene instrucciones para el mejor funcionamiento del producto, los principios y valores que Dios escribió en la conciencia humana le permiten alcanzar su máximo potencial individual y colectivo. En cambio, cuando esos ideales decaen, las sociedades colapsan.
Son ideales comunes a todos. No importa en qué continente o siglo, no importa que pueblo o civilización, hay valores siempre admirados y apreciados: altruismo, lealtad, amistad, honestidad y otros que, hasta donde sé, ninguna sociedad aprueba, como: traición, cobardía, soberbia e injusticia.
No es casual que en tan vasta diversidad de culturas y estados de desarrollo exista esta simetría de vicios y virtudes. Es que a pesar de su deterioro moral, el hombre mantiene rastros de la imagen y semejanza del Creador. Los hijos de Dios estamos llamados a no dejarnos arrastrar por los criterios del tiempo presente, sino a vivir y promover los eternos principios de su Palabra.
Durante este “mes de la Biblia”, intentaremos repasar algunos de esos valores para descubrir cómo su aplicación resulta en vida abundante para nosotros y bendición para quienes nos rodean.
Por Pablo D. López
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