Capítulo
5: Purificación del campamento
1. Dios requiere la purificación del
campamento, porque allí es de donde Él se presentará. El tabernáculo en el
centro y las carpas alrededor. Alrededor del campamento, separados del pueblo,
debían permanecer los ceremonialmente impuros. Puede que no fuera una decisión
fácil para los sacerdotes, apartar a su familia y amigos, pero era lo correcto.
Para una vida social agradable y soportable, Dios también exigía, no solo la
confesión de los pecados contra Él, sino también el resarcimiento a los
perjudicados. Cada persona debe ser responsable de sus acciones y saber que
deben responder por ellas, inclusive con restitución financiera (v.1-10).
2. Algunos pecados quedaban ocultos, lo
que lleva a una comunidad a sospechar de algunas personas con actos no
explicados. Por lo tanto, Dios instituyó para el pueblo del campamento del
desierto una forma de revelar el pecado del adulterio. Cuando el esposo
sospechaba de la esposa, se realizaba un ceremonial con sacrificio, agua y
polvo de la tierra. Se preparaba una mezcla con agua y se colocaba en un
recipiente de tierra. Esa agua amarga tendría el poder revelador de la
situación. Al beber, el vientre de la mujer culpable se hincharía y tendría
dificultades para caminar, ya que su muslo se dislocaría. En el caso de la
mujer inocente no pasaría nada. Esto es tan específico que sería inútil e
indignante que los líderes trajesen esta costumbre a las iglesias. Tenemos el
Espíritu Santo, la conciencia, la observación y las situaciones iluminadoras
que nos sirven de brújula en estos asuntos (v.11-31).
“Este
proceso indicaba no solo ciertos aspectos del carácter de la esposa, sino
también del esposo. Si el esposo amaba a su esposa y estaba profundamente
angustiado por su posible infidelidad, ¿por qué querría exponer a su esposa
públicamente? Pero si no la amaba y solo quería lastimarla, podría terminar
avergonzado si la evidencia demostrara que estaba equivocado. Un hombre sabio
pensaría bien antes de llevar a su esposa a juicio de esta manera.” [1]
[1] Comentário
Bíblico Expositivo do VT Vol. 1 Pentateuco - Números – pg. 419 – Warren W.
Wiersbe (Editora Geográfica – 1ª edição 2006)
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