martes, 24 de septiembre de 2019

Valores Bíblicos. Resurrección

Resurrección.
Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Juan 11:25

Las salas velatorias son, quizás, el último lugar donde todavía no se han impuesto las omnipresentes pantallas como parte del decorado. Todavía predomina el silencio. Probablemente por eso el funeral tiende a ser más breve e impersonal, para evitar tener tiempo para reflexionar sobre la fragilidad de la vida y la incertidumbre del “más allá”.
Para los que creemos en Jesucristo, el trance de la muerte, aunque triste, no está revestido de temor. No es un aterrador salto a lo desconocido. Simplemente es un traspaso a la presencia de Dios. Asumimos que este cuerpo se desgasta, envejece y muere. Pero la Biblia revela que Dios dará a sus hijos con un cuerpo nuevo, semejante al de Jesucristo: “Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder”.
El pecado paga con muerte física y separación de Dios. Pero la salvación revierte ambos efectos. Nos justifica y resucita. No es un aspecto más de la fe. Sobre ella descansa nuestra salvación y esperanza. Si Cristo no resucitó nuestra fe es inútil y “somos dignos de lástima” Pero ¡Cristo ha resucitado! Y a su tiempo, nosotros también.
La Biblia propone levantar la mirada a ese instante glorioso en que se consume la victoria del Resucitado y resuene en las nubes el clamor de su triunfo:
¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 1 Corintios 15:55

Por Pablo D. López

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