Capítulo
24: David perdona la vida de Saúl al reconocerlo como rey
1. Saúl satisfizo las necesidades del
territorio de la nación de Israel invadida por los filisteos, pero nunca dejó
de tener la muerte de David como un asunto urgente. Él tenía el recurso de
buenos soldados, pero el Dios de los ejércitos estaba del lado de David y no
del suyo. En un momento de necesidad fisiológica, Saúl quedó a merced de David.
Si David quisiera matarlo, lo haría allí. No faltaron incentivos para que David
matara a Saúl. Todo lo que hizo David fue quitar un trozo de tela de la capa de
Saúl para mostrarle que podría haberlo matado. Pero David era tan sensible que
incluso cortar un trozo de la capa de Saúl incomodó su conciencia. David
entendió que el rey en ese momento era Saúl y que debía someterse a él. Algunos
pastores han usado este incidente para asustar al rebaño, reivindicando la
unción del Señor en sus vidas, y por lo tanto nadie puede estar en desacuerdo
con ellos. Esta unción era específica de los reyes. Los pastores están tan
ungidos como cualquier creyente hoy en la era de la iglesia. David se postró
ante Saúl, desde la distancia, es cierto, pero demostró que no estaba en contra
del rey. David no quería estar con los malvados, incluso siendo perjudicado
estaría del lado de los justos. David se considera una pulga ante el rey. No
está exigiendo nada más que ser un servidor leal (v.1-15).
2. Saúl era una mezcla de emociones y
acciones malas, con algunos momentos de lucidez para la justicia. Él llora ante
David y reconoce cuan mezquino y malvado ha sido. Incluso las personas con mal
comportamiento son llevadas a pensar en sus vidas. Sin embargo, entre llorar,
arrepentirse, o sea, cambiar de opinión sobre un tema, hasta la transformación,
hay un camino por recorrer y no todos están listos para andar por él. Hay
hombres que golpean a sus esposas, lloran, dicen que cambiarán, pero pronto
vuelven a maltratarlas. Saúl incluso reconoció que David será un mejor rey que
él mismo. Saúl solo le pide a David que perdone a sus descendientes, lo cual David
hizo fielmente (v.16-22).
"Viendo
que era una causa personal, él [David] se arrepintió de haber tocado a su
enemigo".[1]
Los
vientos que soplan contra nosotros y a nuestro favor (1 Sam 24)
1. El viento de la persecución (v.1-3)
2. El viento de la conciencia (v.4-7)
3. El viento de la pacificación (v.8-15)
4. El viento del arrepentimiento
(v.16-22)
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