Capítulo 10: la muerte de Saúl
La lucha del final de este final fue Israel contra los filisteos. David, que había estado en el ejército filisteo, ahora está en el equipo de su corazón, Israel. Los hijos de Saúl fueron muertos en la batalla. No fue una pelea fácil como era de esperar. Saúl resultó herido. El orgullo nacional y del rey habló con voz fuerte en el momento de la muerte de Saúl. No quería dejar un legado peor de lo que ya estaba dejando. No quería que su biografía quedase marcada con su muerte a manos de los filisteos. Le pidió a su armero que lo matara, pero él no tuvo valor. Saúl se suicidó. De hecho, no fue un suicidio debido a problemas existenciales, deudas o algún amor no correspondido. Fue un golpe de misericordia para él mismo, que de todas formas ya estaba a punto de morir. El armero de Saúl también se suicidó, pero este no estaba herido, sino desesperado y desilusionado. El rey murió y los israelitas huyeron, dejando que los filisteos ocuparan las ciudades. Los filisteos hicieron lo que David hizo con Goliat, le quitaron la cabeza a Saúl. Así como los israelitas conservaron las armas de Goliat, los filisteos guardaban las armas de Saúl en el templo de la diosa Astarot. El pueblo de Jabes, manteniendo el honor del rey y sus hijos, rescataron los cuerpos y los cremaron (v.1-14).
“El interés del cronista se centra en el rey David. Él fue el fundador de la dinastía real de Judá y un ejemplo heroico del éxito que coronaría los esfuerzos de aquellos que confiaban en Dios, en tiempos de Esdras o en cualquier otra ocasión. Pero para establecer los antecedentes de David, el cronista vincula la genealogía de Benjamín (que se acaba de presentar en 1 Cr. 8; 9: 35-44) con el desastre histórico que precipitó el ascenso de David al trono, es decir, la muerte de su predecesor benjaminita, el rey Saúl. 1 Crónicas 10 es directamente paralela a 1 Samuel 31, aunque hay algunas diferencias en la elección de los detalles descritos: El capítulo es una demostración histórica de cómo el fracaso resulta cuando el Señor es abandonado (vs. 13, 14) ".[1]
La locura de una batalla (1 Cr 10)
1. La locura del suicidio (v.1-6)
2. La locura de los trofeos de cabeza (v.7-12)
3. La locura de la infidelidad a Dios (v. 13-14)
[1] Comentário Bíblico Moody – 1 Cr 10 pg.10 (Editado por Charles F. Pfeiffer – Imprensa Batista Regular 4ª impressão 2001)
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