Capítulo 13: el reinado de Abías
1. Una vela que se quema por completo tiene el poder de iluminar un ambiente solamente mientras está encendida. Para que la luz continúe, esta vela necesita encender otra, que encenderá otra y así sucesivamente. La nación de Judá e Israel siempre tuvo lámparas, pero gracias a la misericordia de Dios que encendió la primera vela que fue el Rey David. Después de él vinieron otros reyes, que eran padres y la lámpara siempre estaba encendida por amor a David (1 Reyes 11:36). Nabat encendió una lámpara que en lugar de iluminar quemó el reinado de Israel, porque Jeroboam condujo al pueblo a la idolatría. Hay padres que encienden velas que iluminan el mundo, pero algunos encienden velas que causan estragos en el mundo. Feliz es el padre que engendra un hijo que es transformado por el Señor Jesucristo y que es una bendición para los demás (v.1-7)
“El único evento en el reinado de Abías que Crónicas informa es la guerra con Jeroboam (cf. v. 2b). Este probablemente fue el agresor, a juzgar por el discurso muy defensivo de Abías (cf. v. 8) y el ataque de Jeroboam (v. 13-14). Si esta tesis es correcta, este es el intento de Jeroboam de unir los reinos. Sin embargo, dado que tanto él como Roboam antes que él fueron repelidos por Dios (cf 11: 1-4), claramente aún no ha llegado el momento de Dios para la reunificación ”.[1]
2. Roboam, que dividió el reino de David, encendió una vela, Abías. La vida de Abías no agradó a Dios, porque imitó a Roboam en sus pecados. No era perfecto como el padre de todos los reyes, David. Hay lámparas que pueden cambiar la historia, pero terminan rompiéndose o cayendo. Saúl no estuvo a la altura de las expectativas de un rey sumiso a Dios, aunque complació a muchas personas del pueblo de Israel. Dios prometió que en Judá siempre habría una lámpara encendida, pues es la lámpara de David (1 Reyes 11:36). De hecho, Judá tuvo 9 reyes buenos, mientras que Israel no tuvo buenos reyes. Jesucristo es la luz de este mundo en tinieblas. Iluminará a todos en el Estado Eterno y ni siquiera se necesitará luz solar. La lámpara de Israel en Judá siempre se encenderá por amor de David (v.8-16).
3. Como padres estamos encendiendo otras velas. Debemos enseñar a nuestros hijos a caminar en los caminos del Señor para que iluminen este mundo en oscuridad. Una lámpara solo tiene valor mientras brilla. Si no se enciende otra lámpara, se perderá todo. Como creyentes, debemos producir otras vidas que brillen para la gloria de Dios (v.17-22).
Las alianzas y sus consecuencias (2 Cr 13)
1. El pacto de Dios con David (v.1-7)
2. El pacto de los sacerdotes con Dios (v.8-12)
3. El pacto de Abías con el pueblo de Judá (v.13-22)
[1] Introdução e Comentário – 2 Crônicas – pg. 303 – Martin J. Selman – Série Cultura Bíblica (Ed. Vida Nova – São Paulo – SP – 1ª ed. Brasileira 2006)
No hay comentarios:
Publicar un comentario