martes, 1 de septiembre de 2020

Salmo 26


Salmo 26: Las barreras que nos impiden experimentar la paz de Dios en nuestro corazón

1.David fue muy difamado y perseguido durante toda su vida. Constantemente había personas que querían que él cayera. Viviendo bajo tal presión, fácilmente diríamos que no tenía paz interior, pero eso no es cierto. David no tenía barreras con Dios. Sus oraciones eran una conversación franca. David experimentó la paz de Dios en su vida. Como hemos sido salvos, tenemos paz con Dios, pero todos los días necesitamos experimentar la paz de Dios en nuestro corazón. Hay barreras que nos impiden experimentar la paz de Dios en nuestro corazón.

2. El rey David era sincero ante Dios. No necesitaba ocultar sus pecados, al contrario, los confesaba. Se juzgó a sí mismo ante Dios y se mantuvo firme en el Señor. La sinceridad derriba la barrera que hay de nosotros para escondernos de Dios. Solo los sinceros aceptan ser examinados, probados y sondeados. Algunos pueden pensar que David estaba siendo arrogante y alegando justicia propia. Pero, como no tiene la barrera de la falta de sinceridad para confesar su fragilidad, también puede decirle al Señor que ha sido sincero. Por supuesto, en aquello que sabía de sí mismo, David se colocaba delante de Dios como justo (v. 1-3).

3. La falsa modestia no es más que orgullo disfrazado. David no sufre de eso y está siendo sincero cuando dice que no tiene por compañeros hombres hipócritas. No está tratando de ganarse el favor de Dios a través de las palabras pues, como ya ha dicho, oró para que Dios examinara su corazón. David no está asociado con la banda (pandilla) de los malhechores. La congregación de David es con otras personas y no con los impíos. David experimentó paz en su corazón, aunque no estuvo  en paz con muchas personas. Esta paz se debió a la sinceridad de vida. Estaba de pie. La falta de integridad o sinceridad es una barrera para experimentar la paz interior (v.4-5).

4. David no solo era irreprensible en sus acciones, sino que amaba la justicia y la santidad. Es diferente hacer el bien que amar el bien. Quizás, por el mismo ambiente en el que nos encontramos, nos vemos obligados a hacer cosas buenas, pero el que hace el bien con gusto, realmente ama la santidad. David no fue culpable de los pecados de otros hombres. Incluso aunque todos lo practicasen, él caminó en inocencia. Su placer era andar alrededor del altar de Dios. Amaba la santidad y eso le daba paz interior. El rey David se alegraba al presenciar las maravillas del Señor. Es un síntoma de alguien que experimenta la paz de Dios en su corazón. El deseo de testificar siempre está motivado por la paz en el corazón. Las personas atribuladas por dentro no pueden expandir el gozo de Dios (v.6-7).

“Todos nosotros necesitamos el lavado purificador mencionado en Sal 26:6-7. O mejor dicho, mirar a nuestro Señor que todavía lava los pies de los discípulos ”[1].

5. Quien ama la santidad de Dios, también disfruta de ir a Su casa para ver Su gloria más a menudo. Alguien que ama la santidad como David no tiene barreras para experimentar la paz de Dios. El clamor de David es que Dios no lo coloque junto con hombres violentos. David era un guerrero y, por supuesto, mató a muchos, pero siempre cumpliendo la justicia de Dios. Infelizmente, muchos creyentes mal informados pueden confundir a David con un asesino, pero nunca deberíamos pensar eso. Amaba la santidad y experimentó la paz de Dios dentro de él. Es cierto que intentó sobornar y fue responsable de la muerte de Urías, pero recibió el castigo merecido por tal acto y también recibió el perdón de Dios (v. 8-10).

6.Davi amaba la santidad de Dios y se conducía en este mundo inicuo con integridad, por eso clama por la compasión de Dios. Fue con esta firmeza de propósito que siempre bendijo al Señor. La falta de amor por la santidad de Dios es una barrera enorme para experimentar la paz de Dios. La barrera de la falta de sinceridad y la falta de amor por la santidad de Dios nos hace perder la paz que podríamos disfrutar con Dios. David era sincero ante Dios y amaba la santidad y, como resultado, experimentó paz en tiempos de guerra y persecución (v.11-12).

Salmo 26: Las barreras que nos impiden experimentar la paz de Dios en nuestro corazón
1. Falta de sinceridad (v.1-5)
2. Falta de amor por la santidad (v.6-12)


[1] Through the Bible Day by Day – A Devotional Commentary by F. B. Meyer, B.A. – Sl 26.6-7 - Published in 1914; public domain (extraído de e-sword version 11.0.6 – 2016)

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