viernes, 5 de marzo de 2021

Isaías 50

 Capítulo 50: El siervo del Señor es fiel al pacto matrimonial con su pueblo.

 

“El tercer cántico del Siervo (Is 50:4-11) amplifica los sufrimientos y la perseverancia del Siervo, sugeridos en los cánticos anteriores. Todo eso fue una preparación para la Magnum opus [obra mayor] del cuarto cántico (Is 52:13-53:12), en la que el sufrimiento del Siervo-Mesías y su consecuente exaltación se revelan con igual énfasis ... ”[1]

 

1. La nación de Israel está dejando la presencia del Señor porque quiso. Él jamás los expulsó. Es un esposo fiel y perdonador. Aunque una madre abandone a un hijo, Él dijo que nunca abandonaría a Su pueblo. Él tampoco vendió a su pueblo por causa de alguna deuda. El pueblo se fue como esclavo a causa de sus propias transgresiones. El pecado esclaviza. Dios es fiel no por lo que hacemos, sino porque la fidelidad es parte de sus atributos. El pueblo no obtuvo liberación porque no lo buscó. Su mano siempre estuvo extendida. Entendemos que el cautiverio se podía evitar e incluso disminuir, pero el pueblo no buscó al Señor. Él puede secar el mar, pero no puede convertir a los pecadores impenitentes en pecadores volviéndose a Él. Dios no puede arrepentirse por la gente. Incluso puede hacer a los cielos quedar de luto, como lo hizo en la crucifixión de Cristo, cuando el cielo se oscureció. La responsabilidad de escuchar la Palabra de Dios y volverse al Señor recae en el pecador. Él ofrece los recursos, pero el paso tiene que ser del pecador (v. 1-3).

 

2. El Señor Jesús recibió lengua de sabios, es decir, un lenguaje sabio, palabras de entendimiento. Sus palabras nunca fueron para lucirse, sino para invitar al cansado con descanso, al hambriento con comida y al sediento con agua viva. No solo habló, sino que escuchó. Siempre fue obediente al Padre, su obediencia llegó hasta la muerte. Fue humillado, golpeado, escupido y crucificado. Él es el Siervo sufriente. A pesar de toda la afrenta, no se avergonzó, porque en su humillación buscaba a su pueblo. Si una madre estuviese corriendo para salvar a su hijo de ser aplastado por un tren y en el camino, mientras está corriendo, se le cae la ropa, ¿se detendría para vestirse? Por supuesto que no, porque su hijo es más importante que su vergüenza. El Hijo de Dios fue crucificado, pero lo estaba haciendo para alcanzar al pecador a quien Él ama (v.4-7).

 

3. Jesucristo fue justificado por Dios. Puede haber muerto como un criminal ante la ley humana, pero ante Dios, murió como el Salvador, inocente y sustituto, es decir, murió en lugar del pecador. La cruz es una invitación, no a la discusión, sino a la salvación. El único adversario fue aplastado en la cruz. El pecador debe acudir al salvador y aceptar la salvación. Los demonios fueron avergonzados y expuestos cuando Cristo fue crucificado. Nadie puede condenar al salvador. Él es el sufridor sustituto. El pecador puede recibir la salvación aceptándolo (v. 8-9).

 

4. El Siervo del Señor es el salvador, pero también es el vengador de aquellos que lo rechazan. La nación de Israel estaba en tinieblas, pero no se acercaba a la luz. El pecador está en el mundo y está en tinieblas. La luz vino, pero el mundo amó más las tinieblas que la luz porque sus obras son malas. El pecador prefiere el pecado a caminar en comunión con la luz. La luz tiene dos resultados. Conduce, pero ciega. Quien está en tinieblas se siente herido por la luz. El pecador que no acepta la salvación enciende las flechas para disparar contra Dios, pero éstas vendrán contra él (v.10-11).

 

 

El Siervo del Señor es fiel al pacto matrimonial para con su pueblo (Is 50)

1. El siervo del Señor es fiel (v.1-3)

2. El Siervo del Señor es sufridor (v.4-9)

3. El siervo del Señor es salvador y vengador (v.10-11)

 

El siervo del Señor, Jesús (Is 49-50)

1. Él es el elegido de Dios (49:1-3, 5)

2. Él es luz para las naciones (49:6)

3. Él es aborrecido por las naciones (49:7)

4. Él es Salvador (49:13-16, 26)

5. Él es sabio (50:4)

6. Él es obediente (50:5)

7. Él es manso ante los oponentes (50:6-9)

8. Él es temible (50:10-11)



[1] Isaiah's Songs of the Servant - Part III: The Commitment of the Servant in Isaiah 50:4-11, pg. 217 - F. Duane Lindsey (Bibliotheca Sacra, vol 139 #555 - Jul 1982)

 

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