viernes, 23 de abril de 2021

Ezequiel 18

 Capítulo 18: La responsabilidad individual del pecador

 

1. El pueblo cautivo estaba usando un viejo proverbio para tratar de comprender la razón del cautiverio. Las uvas agrias provocan una extraña sensación en los dientes, pero claro, solo para quienes las comen. En otras palabras, los cautivos sintieron que no eran dignos de ese castigo, sino que estaban pagando por los pecados de sus padres (ver Jer 31:29, Lam 5:7). Dios, como Creador del Universo, tiene poder sobre todas las personas y, por lo tanto, tiene derecho de matar al pecador. Dios exime a los obedientes de la muerte. La pregunta es ¿quién es este (v.1-9)?

 

“La declaración de Dios, en el segundo mandamiento, de que visitaría los pecados de los padres sobre sus hijos, durante tres o cuatro generaciones, se ha traducido en este extraño proverbio. Manasés y los que fueron seducidos por él a la iniquidad, mayor que la de los amorreos, murieron hace mucho tiempo; ¿Por qué, ellos todavía cuestionaban, por qué deberían ser castigados por estos pecados? Ciertamente, los caminos de Dios son diferentes, es decir, que los dientes de los hijos tengan dentera a causa de las uvas verdes, que ellos no comieron, sino los padres; y que los pecados de un hombre recaigan sobre su posteridad inocente. La respuesta de Ezequiel ... es que ... no habría más ocasión de usar este proverbio en Israel ".[1]

 

El justo (v.5) 

El que no come en los montes (v.6) 

El que no admira a los ídolos de Israel (v.6) 

El que no contamina a la mujer del prójimo (v.6) 

El que no tiene relación con la mujer en el día de la separación (v.6) 

El que no oprime a nadie (v.7) 

El que devuelve la prenda del deudor (v.7)

El que no roba (ni practica la violencia, v.7)

El que da de su pan al hambriento (v.7) 

El que da ropa al que no tiene (v.7)

El que no es un usurero (v.8)

El que no presta con interés (v.8) 

El que aparta su mano de la iniquidad (v.8)

El que juzga causa justicia entre los hombres (v.8) 

El que anda en los estatutos de Dios (v.9)

2. Es posible que un buen hombre engendre hijos malos. Incluso un ladrón o un asesino.  "... porque la gracia no se lleva a cabo mediante la creación natural, aunque el pecado sí ..." El hijo morirá a causa de sus propios pecados. La bondad del padre no lo liberará (Gill). También existe el caso de que el padre inicuo engendra un hijo que no comete los pecados del padre. El hijo no morirá por los pecados del padre. Es común pensar que las familias están atadas por el pecado. Esto es verdad en el principio de “Solidaridad de la raza” en Romanos 5, siendo que Acán es un ejemplo de esto en Josué. Sin embargo, la responsabilidad espiritual de las obras recae en cada pecador (v. 10-20).

 

3. El pecador arrepentido de sus malas obras no morirá. No hay memoria de parte de Dios por los pecados que el pecador arrepentido ha cometido. Un pecador tan arrepentido realizó un acto de justicia que lo absolvió de toda culpa. El acto de justicia es el arrepentimiento. Poner una carga sobre el arrepentido no es bíblico. A Dios no le agrada la muerte del pecador. De hecho, quiere que el pecador se arrepienta de sus malas acciones para no ser condenado. Esto concuerda con 1 Tim. 2:4. Por otro lado, también están los justos que se desvían del buen camino y hacen malas obras. No recibirá la misma misericordia que ese pecador arrepentido. Ciertamente morirá. Si bien Dios no recuerda los pecados del arrepentido, tampoco recuerda las buenas obras de aquel que era justo, pero se ha apartado. El pecador que no está arrepentido argumenta contra el camino de Dios. Parece que en el fondo el que alguna vez fue justo piensa que puede acumular una cuota de buenas obras para liberarlo el día de la rebelión. Los caminos de Dios son justos; los caminos del pecador son tortuosos. Hay tiempo para el arrepentimiento. Dios salva al malvado arrepentido de sus pecados. El concepto del hombre no es igual a los caminos de Dios (v.11-29).

 

4. El juicio de Dios continúa contra los pecados y los pecadores. Cada uno será juzgado según sus propias obras. Sin embargo, la mano de Dios está lista para recibir el pecador arrepentido y la situación puede revertirse. Sería un desperdicio morir, ya que es posible lograr la restauración. La única actitud del pecador es el arrepentimiento, como consecuencia, debido al nuevo espíritu dado por Dios, el pecador abandona sus prácticas pecaminosas. Dios repite que no se complace en la muerte del pecador. El placer del Señor está en el arrepentimiento del pecador (v.30-32).



[1] The Biblical Illustrator - By Joseph S. Exell, M.A. – Ez 18.1-3 - Published in 1900; public domain (extraído de e-sword version 11.0.6 - 2016)

 

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