viernes, 2 de abril de 2021

Jeremías 45

 Capítulo 45: La tristeza de Baruc consolada por el Señor

 

1. Baruc fue mucho más que un simple escriba del profeta Jeremías. Él sentía toda la carga que el profeta llevaba por la nación. Todavía estaba el agravante de ver a su maestro siendo tan despreciado. Dios se acordó de Baruc, así como Él recuerda a todos los colaboradores en su obra. Baruc llegó a un punto de agotamiento por el sufrimiento que vio pasar a Jeremías, porque el profeta hablaba con tanto amor, a pesar de ser severo, pero el pueblo no lo atendía. Era imposible pasar por todo eso sin verse, de alguna manera, afectado por la situación. El consuelo de Dios para Baruc fue que la obra de disciplina sobre la nación era irremediable. Era como si Dios hubiera construido un templo y Él mismo lo hubiera demolido. Era como si hubiera plantado una cosecha y él mismo arrancara la fruta o destruyera la plantación. Baruc tuvo que conformarse con esta destrucción y no buscar grandeza, sino un refugio en el Señor, porque Él lo protegería dondequiera que fuera (v.1-5).

 

“Debemos someternos a la retribución divina por el error. Dios castiga el pecado; ¿Deberíamos arrepentirnos? Ciertamente, no deja a los malvados sin castigo. Y cuando lo vemos aplastar al culpable, en lugar de ir en contra de él, debemos inclinarnos sobrecogidos y decir: 'Fui un necio ...'[1]

 

“Baruc sirvió a este profeta poco popular durante mucho tiempo, escribiendo su libro de luchas y juicios, y ahora estaba molesto. Dios le dijo a Baruc que dejara de poner sus ojos en él y en cualquier recompensa que pensara que merecía. Si hacía esto, Dios lo protegería. Es muy fácil perder el gozo de servir a nuestro Dios cuando fallamos en poner los ojos en Jesús. Cuanto más apartamos la mirada de los propósitos de Dios y la colocamos en nuestros propios sacrificios, más frustrados nos sentimos. Cuando sirva a Dios, cuídese de centrar su atención en aquello a lo que ha renunciado. Cuando esto suceda, pídale perdón a Dios. Entonces fije sus ojos [en Él], no en sí mismo ".[2]

 

2.Tal vez pasamos por momentos de tristeza también cuando vemos la miseria que nos rodea. Son muchos los sufrimientos de codependencia por los que estamos sujetos a pasar. Debemos recordar que cada persona tiene una carga. Debemos ayudarnos a llevar las cargas de los demás, pero cuidado, ya que nunca podremos vivir la experiencia del otro y mucho menos su vida espiritual. Cada persona tiene la responsabilidad delante de Dios de como reacciona ante las dificultades. Nuestra compasión tiene un límite. ¡Imagínese a alguien tan preocupado por el problema de alguien enfermo al punto de que también se enferma! Eso sería perjudicial para todos.

 

1) Cuando un miembro de la familia está involucrado en adicciones, como beber, jugar, drogas, etc.

2) Cuando las personas cercanas a nosotros no quieren seguir el mismo camino de la Palabra de Dios.

3) Cuando las personas cercanas a nosotros padecen depresión o cáncer o una enfermedad terminal.

4) Cuando muere alguien cercano a nosotros y nos sentimos obligados a llevar consuelo a los familiares o buscar consuelo para nosotros mismos.

5) Cuando las personas cercanas a nosotros son humilladas y despreciadas.

6) Cuando las personas cercanas a nosotros se encuentran en dificultades financieras más allá de lo que podemos ayudar.

 

La ceguera de los rebeldes (Jr 41-45)

1. Ciegos a los que quieren ayudar (41: 2-3)

2. Ciegos a Dios que puede librar (42: 7,9-22)

3. Ciegos y desconfiado de los mensajeros de Dios (43: 1-7)

4. Ciegos por la idolatría (44: 1-10, 15-23)

5. Ciegos por grandes proyectos (45:1,5 - Baruc estaba cansado y desviándose del objetivo)



[1] The Preacher's Complete Homiletical Commentary – Jr 45.4 - Edited by the Rev. Joseph S. Exell - Published in 1892; public domain (extraído de e-sword version 11.0.6 – 2016)

[2] Comentarios de la Biblia del Diario Vivir – Jr 45.5 - Compilado por Maqui, (a)  Rabí Gamaliel, 1997 EDITORIAL CARIBE - Una división de Thomas Nelson - P.O. Box 14100 (extraído de e-sword version 11.0.6 – 2016)

 

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