Capítulo 10: Frutos de la perversidad
Los frutos que produjo la nación de Israel fueron idolatría, opresión, corrupción e irreverencia. Un corazón dividido es culpable ante Dios, porque Él quiere exclusividad en la adoración y la confianza. Debido al desvío del verdadero Rey, la nación se quedó sin rey, porque los reyes terrenales no son confiables. Se han acumulado juicios contra el liderazgo de Israel. Los hombres ya no tenían condiciones resolver la situación, solo la intervención de Dios podía acabar con las injusticias. La confianza del pueblo en el ídolo becerro Bet-avén se derrumbó, porque en el cautiverio de Asiria él fue llevado. La desesperación del cautiverio no se refiere al tiempo que vendrá después del rapto de la iglesia. En la Tribulación (Ap. 6:16), las personas también clamarán para que las montañas caigan sobre ellas, porque en este momento, el sentimiento será que la muerte es mejor que el sufrimiento. Israel es como una novilla domada, pero se ha apartado del Señor y, por tanto, ha recibido un yugo asirio para su cuello. Dios quiere que Israel se arrepienta para recibir las lluvias de Su bendición. Sin embargo, la plantación espiritual de Israel es iniquidad y la lluvia que recibirán será de juicio (v.1-15).
“Fue lo que forjaron para su cosecha. Su arado era el pecado, su semilla era iniquidad y su cosecha fue perturbación. La maldad contra Dios y el hombre fue lo que araron y sembraron; la opresión a manos de los enemigos fue la recompensa de la iniquidad la cual cosecharon”.[1]
El orgullo del infiel (6-10)
1. El infiel continúa en su orgullo (6.1-11)
2. El infiel no aprovecha la oportunidad del perdón (7.1-16)
3. El infiel planta el viento y cosecha la tormenta (8.1-14)
4. El infiel pierde gran alegría debido a su orgullo (9: 1-17)
5. El infiel guarda su mentira para preservar su orgullo (10: 1-15)
[1] The Pulpit Commentary – Editado por Very Rev. H. D. M. Spence, D.D., e por Rev. Joseph S. Exell, M.A. (1880-1897 – Domínio Público – extraído de e-sword 10.3.0 – 2014)
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