Capítulos 2-3: Los motivos de la ira del Señor contra los pecadores de varias naciones
La falta de pudor que es lo mismo que la falta de vergüenza está estampada en la vida de los pecadores. Sin embargo, cuando Dios requiere responsabilidad, los pecadores se esconden. La búsqueda de Dios sigue siendo una invitación a todos los pecadores. El orgullo y la burla también son razones para que la ira de Dios permanezca sobre el pecador. El desprecio es lo mismo que la burla. Además, el pecador se siente seguro de sí mismo, pensando que el juicio nunca vendrá sobre él. Si alguien se siente seguro en su maldad, la tendencia natural y pecaminosa será oprimir al más débil y no aceptar la disciplina que viene del Señor. Todo el liderazgo de Jerusalén estaba profanando el nombre del Señor y actuando a la ligera en los asuntos de Dios. Aun así, la misericordia de Dios quiere llegar a los pecadores. La promesa se ve en el conocido versículo (3:17). El Señor está entre el pueblo y puede salvar. Su amor se renueva entre su pueblo (2: 1-3: 20).
“… Nuestra religión es una religión de alegría. Nuestro texto es tanto un mandamiento como una exhortación gozosa y no representamos bien los hechos de la fe cristiana si no nos regocijamos siempre en el Señor. En todos los dolores y angustias que nos acompañan, como acompañan a todos los hombres, debemos, por fe, poner al Señor siempre delante de nosotros para que no nos extraviemos”.[1]
[1] Expositions of Holy Scripture (Zephaniah), pg. 128 – Sf 3.14,17 – Alexander Maclaren (1826-1910) (Grand Rapids, MI: Christian Classics Ethereal Library)
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