jueves, 17 de junio de 2021

Zacarías 7

 Capítulo 7: El ayuno inútil

 

1.Dos años después de que el profeta recibió 8 visiones en una noche. Los hombres que vinieron al Señor tenían nombres paganos, recibidos en el cautiverio en Babilonia y probablemente eran funcionarios del gobierno caldeo o persa. Preguntaron a los sacerdotes sobre el ayuno. Durante los 70 años los judíos siguieron ayunando, pero no por el Señor sino por ellos mismos. Debido a que estaban afligidos, acumularon rituales religiosos para ser escuchados por Dios. Quizás muchas personas que ayunan están haciendo una especie de “huelga de hambre”, exigiendo que Dios les dé lo que quieren. El ayuno no debe ser moneda de cambio. Quien ayuna debe hacerlo en privado y en secreto, no debe anunciar a otros ni mostrar en su rostro que está afligido. La meta debería ser tener más intimidad con Dios. Por tanto, ayunar y realizar actividades normales, sin estar en la presencia de Dios exclusivamente para orar, no tiene sentido. Mucho menos hacer ayuno de chocolate, refrescos, caviar, etc. parece más una broma que sinceridad (v.1-7).

 

“Israel ayunaba para satisfacerse a sí mismo, ofreció un buen desempeño religioso, pero no fue acompañado por un verdadero arrepentimiento por el pecado. ¡Ayunaron por sus calamidades porque estaban heridos, pero no porque entristecieran a Dios!”.[1]

 

2. El ayuno no tiene sentido sin la práctica de la piedad que solo el Espíritu Santo puede desarrollar en el creyente. El pueblo estaba fallando en la justicia, la bondad y la misericordia. Las viudas y los huérfanos estaban siendo olvidados, así como otros necesitados. Dios llamó al pueblo a no cometer estas injusticias, por lo que cuando clamaron a Él no fueron atendidos. Esta enseñanza es actual, ya que todavía tenemos una necesidad humana y pecaminosa de reverenciar los rituales religiosos vacíos, de buscar la apariencia exterior e inútil. La hipocresía nos impide conocer a Dios en su intimidad. Los ritos y los esfuerzos personales no reemplazan la comunión con el Señor obtenida a través de la lectura y meditación de la Palabra, la oración y la práctica sincera de la justicia (v.1-14).



[1] An Outlined Commentary on Zechariah, pg. 32 (Barry Horner – Bunyan Ministries –

http://bunyanministries.org/expositions/zechariah_commentary.pdf no dia 17/06/2015)

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