miércoles, 12 de enero de 2022

La vida empuja

LA VIDA EMPUJA

 “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” Fil. 2:13 


Cada primavera, lo que algunos denominan “fiebre de enjambrazón”, transcurre un período de varias semanas donde es bastante común ver pasar enjambres de abejas; otras veces vemos el “racimo” posando en algún lugar, para después levantar vuelo definitivo hacia alguna morada permanente.



La enjambrazón es parte instintiva del ciclo anual de vida de la colonia de abejas melíferas. Por lo general la tendencia a enjambrar es mayor cuanto aumenta la población de abejas rápidamente en el período previo a flujo de néctar. Llegado el momento, el apicultor tendrá antes sus ojos las indicaciones del empuje de la vida dentro de una colonia de abejas, que apuntan a una posible próxima enjambrazón. 

Es precisamente una de las tareas principales en el manejo de una colmena, controlar la enjambrazón con las técnicas adecuadas, o aprovechar ese momento de ímpetu natural para hacer nuevas colonias. En definitiva las abejas por sí mismas “echan para adelante”, en todos los aspectos, y queda en manos de quien trabaja con ellas aprovechar esos impulsos naturales. 


Abrir una colmena y ENCONTRAR TODAS LAS SEÑALES DE LA FUERZA DE LA VIDA EN CRECIMIENTO, trae mucha satisfacción. Mientras pensaba en esto, tan espectacular de la creación de Dios, también reflexionaba en el empuje de la vida espiritual. Me surgían algunas preguntas incómodas: ¿Cómo es posible que el poder de la vida biológica en esos pequeños insectos sea tan evidente, y no lo sea la manifestación espiritual de la presencia del Espíritu Santo en el corazón del creyente? ¿Qué lógica tiene profesar una fe en Cristo, que no signifique una vida orientada hacia Cristo? 


Sencillamente estamos pensando que: SI HAY VIDA DE DIOS EN NOSOTROS, ESA VIDA NOS EMPUJA HACIA LAS COSAS QUE SE RELACIONAN CON ÉL. 

Efesios 3:20 “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según EL PODER QUE ACTÚA EN NOSOTROS”. 

El término para “actuar” es “Energeo”, lit. trabajar en, estar activo, operante. Es significativo que también se use de la acción satánica en Efesios 2:2, “el espíritu que AHORA OPERA en los hijos de desobediencia”. 

En éste último pasaje, la forma que Satanás impulsa a las personas hacia el pecado, sujetos a sus malos deseos, oscurecidos en la forma de pensamiento, es claramente visible en el mundo que nos rodea, es lo que ahí mismo denomina “la corriente de este mundo”. Los desastres y consecuencias de este poder maligno los vemos en nuestro entorno cada día. Entonces, si el poder de Dios ACTÚA en nosotros debe impulsarnos hacia una forma de vida que nada tiene que ver con la corriente mundana. 

Filipenses 2:13 nos enseña que DIOS MISMO PONE EL DESEO y LA ACCIÓN para hacer Su voluntad. Sin lugar a dudas, LA VIDA DE DIOS EMPUJA a “ocuparnos de la salvación” (v.12), a profundizar en todas las posibilidades, es decir, bajo el poder y la gracia de Dios asumimos nuestras responsabilidades. Esto se traduce en el anhelo de estar con los hermanos, de aprovechar cada instancia que se predica Su Palabra; el hambre espiritual de exponernos a Su Palabra; buscar Su dirección y voluntad en todos los asuntos de la vida; la pasión de servirle desarrollando nuestros dones; el deseo de acercarnos a disfrutar de Su compañía en oración, etc. También motiva a luchar contra el pecado; puede haber tiempos de fracaso y desánimo, pero esa vida impulsa a la restauración. 

Uno de los dilemas que enfrenta la cristiandad en estos días es : cómo mantener el interés de los fieles. Los programas e innovaciones que tienen por premisa un culto que “agrade” y capte el interés, pueden estar alejando en realidad de lo que genuinamente sustenta, edifica y motiva al creyente verdadero. 

La presencia del Espíritu Santo no deja lugar a la creatividad humana para mantener el interés en lo que solo Él puede. La tragedia de un cristiano es limitarse a vivir en los impulsos de la vida natural: tiene ánimo para desarrollar su profesión, para madrugar a sus trabajos, para salir a hacer ejercicios, para asistir a eventos y cumpleaños, para esforzarse en sus estudios, pero no manifiesta ánimo en las cosas más elementales de la vida cristiana. 

Pronto para realizar los asuntos de su interés, pero lleno de excusas y rodeos en los deberes de la vida cristiana. No se engañe…LA VIDA DE DIOS EMPUJA… 


Por Ernesto Rey 

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