lunes, 21 de agosto de 2017

¿Podrá un niño?

¿PODRÁ  UN  NIÑO?

     Un niño está en formación, está creciendo. Recién está comenzando a aprender lo mucho que hay para conocer. ¿Tiene los elementos, está preparado para tomar decisiones?

     Además el niño puede ser cambiante, como cuando le ponemos delante de un mostrador lleno de 100 variedades de caramelos, o como cuando Mamá le cuenta una cosa, y cree, y Papá le dice otra, y cree, los tíos dan otra versión y los amigos aún otras.
     ¿Podrá tomar decisiones - de por vida??

     <<En los labios de los pequeños y de los niños de pecho has puesto la perfecta alabanza>>, dice la Biblia, primero en Salmos 8:2 y luego citado por Jesús en Mateo 21:16. Para Jesús, los niños no eran una molestia, ni un estorbo. Además, les asignó la capacidad de recibir el reino de Dios. Y algo más, dijo que si los grandes no lo hacen como los chicos, ¡no entrarán!

     Jesús valoraba su sencillez y su receptividad. Jesús dijo que los mayores tenemos que volvernos como ellos para poder entrar en el reino de Dios. Claro, la sencillez del niño le permite confesar francamente que ha hecho cosas malas.

     Y la receptividad del niño, es casi una credulidad y puede llevarle a creer una mentira, si alguien se atreve a contarle una. En cambio, los adultos nos ponemos tan complicados que insistimos en buscarle la quinta pata al gato, especialmente en lo referente a Dios y Su Palabra, la Biblia.

     A los adultos Jesús dijo: Vengan a mí, los que están cargado y cansados, y yo les daré descanso>>. Al perder la sencillez y la receptividad del niño, prácticamente tenemos que estar “en la lona” para humillarnos y buscar ayuda de Dios. Pero Jesús llamaba y llama hoy a los niños y llamaba y llama hoy a los grandes. Para 10 niños que aceptan, puede haber 1 adulto. ¿Será usted?

Por Ken Russell

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