viernes, 8 de septiembre de 2017

Bajo el microscopio

Bajo el Microscopio


¿Cómo se descubren las tendencias invisibles de nuestro carácter, y de la personalidad? Acá no hay microscopio que valga. Apenas se logra entender cómo funciona ese ser invisible dentro de nosotros. ¿Nunca te dijeron, ¿Quién te entiende? (¡sonríe!).

Ahora ponemos a un amigo bajo el microscopio; ¿a quién? ¡A Jonás! Hemos hablado de él en artículos anteriores; ese profeta de la antigua Israel, enviado con un mensaje de juicio contra la gigante amenaza militar de su país, Nínive. No quiso obedecer, entonces, huyó en dirección opuesta.

Decimos: ¡qué loco! ¡Quién mejor que él para saber que es IMPOSIBLE huir de Dios! La Biblia lo dice en Salmo 139, bellísima canción a nuestro magnífico Dios que todo lo ve, hasta nuestro embrión. ¿Cómo pudo Jonás pretender huir de Dios? Ese Salmo declara: ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿A dónde huiré de tu presencia?

Quizás por eso la única solución que dio a los marineros, muertos de miedo a causa de la furiosa tormenta, fue decirles tranquilamente: ¡<<Tírenme al mar>>! Jonás no era un ignorante de Dios; ¡era un rebelde! Ahora comprobaría que ni el rebelde se escapa de Dios. Apareció el pez, ese pez grande, especial, llevado allí, a ese lugar, en ese instante, por Dios Todopoderoso, para actuar de taxi express. Estuvo tres días “abordo”, no sólo por el tiempo para cubrir la distancia, sino para trabajar esa “alma” rebelde.

Ahí en ese hotel 5 estrellas, dice Jonás 2:7,8: Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. Los que siguen vanidades ilusorias, Su misericordia abandonan, más YO, con voz de alabanza te ofreceré sacrificios. La salvación es de Jehová>>.

Ahí está; ¡cuántas veces, la angustia, cual microscopio, descubre lo escondido, nuestra rebeldía, nos lleva a arrepentirnos y da comienzo al “ajuste” del motor!


Por Ken Russell

No hay comentarios:

Publicar un comentario