miércoles, 11 de septiembre de 2019

Números 19


Capítulo 19: La vaca alazana y la purificación del pecado

1. La vaca alazana (de piel rojiza) para la ofrenda por el pecado representa a Jesucristo muerto en la cruz, derramando su propia sangre. Alguien murió en nuestro lugar, pero no fue cualquiera; fue Dios mismo, aquel que nos ofrece un yugo suave y ligero. Él nunca llevó el yugo del pecado, sino nuestra propia carga con nuestros pecados. No solo es sin mancha, sino Santo. Fue totalmente consumido, una ofrenda completa. Incluso el sacerdote quedaba inmundo hasta la tarde porque había ofrecido un sacrificio por el pecado. Además, la ceniza recogida representaba el pecado, por lo que aquel que la recogía quedaba inmundo hasta la noche. El pecado no es simplemente una mala elección, sino que está contaminado y es contaminador (v. 1-10).

"La novilla roja: tipo de sacrificio de Cristo como la base de la purificación del creyente de la impureza contraída en su peregrinación en este mundo y sirve como una ilustración del método de su purificación".[1]

2. Las leyes de contaminación eran muy estrictas, y era imposible quedar limpio cerca de un cadáver, ya que representa la muerte y las consecuencias del pecado. Incluso un simple jarrón sin tapa o con tapa sin sellar quedaba inmundo. Además, tocar los huesos de alguien que había muerto, incluso después de mucho tiempo, cuando solo quedaban los huesos, también dejaba a la persona inmunda. El pecado no respeta fronteras territoriales, razas ni siquiera el tiempo; siempre contamina. Entrar al santuario sin la debida purificación hacía que este quedara inmundo, y aquel que lo contaminó debía ser eliminado de la congregación (v.11-22).



La medida de purificación (Nm 19)
1. Nuestra purificación se mide por la sangre de nuestro sustituto, Jesús (v.1-2).
2. Nuestra purificación se mide por el sustituto perfecto y sin defecto (v.2).
3. Nuestra purificación es medida por el sustituto que nunca llevó el yugo del propio pecado (v.2).
4. Nuestra purificación se mide por el sustituto que murió fuera de las puertas de Jerusalén (v.3).
5. Nuestra purificación se mide por la sangre del sustituto rociada sobre los que creen (v.4).
6. Nuestra purificación se mide por el sacrificio completo del sustituto (v.5-6).
7. Nuestra purificación se mide por la Palabra purificadora de todos nuestros pecados (v.7-10).
8. Nuestra purificación se mide por el alejamiento de todos los elementos contaminantes (v.11-22).


[1] Scofield Reference Notes (1917 Edition) - Cyrus Ingerson Scofield (1843-1921) (extraído de comentários de e-sword versão 10.3.0 - 2014)


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