Contentamiento
Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento. 1 Timoteo 6:6
Una buena publicidad es la que te hace sentir miserable. Si no genera insatisfacción, no sirve, porque no vende. La clave es hacernos perder de vista la diferencia entre lo que realmente necesitamos y lo que nos dicen que necesitamos. El descontento es el motor del consumo, pero también del afán, la ansiedad y la codicia.
El deseo de progresar, que moderadamente es bueno, se puede convertir una obsesión que conduce a una preocupación desmedida por el futuro, o a una interminable carrera por tener cada vez más que ostentar, más que amontonar. Eso es avaricia, y la Biblia la equipara sin ambages con idolatría, porque el dinero fácilmente se encarama en el lugar que corresponde a Dios, y nos convierte en su servidor.
La solución no es la mediocridad del conformismo sino el disfrute del contentamiento. Según el mercado, la felicidad llega cuando compramos lo que no tenemos. La Biblia propone estar contentos ahora: “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré”. Hebreos 13:5.
La verdadera satisfacción no viene de tenerlo todo, sino de disfrutar con Dios lo que nos ha dado. Como dijo Jesús: “la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”.
Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. 1 Timoteo 6:7-10
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