martes, 1 de octubre de 2019

Valores Bíblicos. Templanza

Templanza.
Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda. Proverbios 25:28

El temple es un tratamiento térmico dado a las aleaciones para incrementar su dureza y resistencia mecánica, calentándolas por encima de cierta temperatura y luego enfriándolas rápidamente, para lograr endurecimiento por cambio estructural.
Coloquialmente, templanza hace referencia a la actitud con que una persona enfrenta los desafíos de la vida cotidiana. La sociedad actual está formando personas hipersensibles, inseguras y susceptibles, incapaces de superar un problema, enfrenar una crítica, soportar el “bulling” o refutar una opinión contraria. Pareciera que todo ofende, todo victimiza, todo estigmatiza, todo discrimina. Esa fragilidad emocional conduce a reacciones destempladas y violentas, radicalismos, depresión y suicidio.
Mejorar cualquier destreza exige afrontar mayores retos. Forjar un carácter resistente a pruebas y presiones requiere soportar el fuego de la prueba. Son necesarios obstáculos para aprender perseverancia, conflictos para conseguir coraje, provocaciones para cultivar paciencia, críticas para motivar superación, cuestionamientos para construir convicciones.
La templanza es capaz de controlar los deseos desordenados de la naturaleza pecaminosa, refrenar los exabruptos de un mal genio y reponerse al desaliento del fracaso. Es lo que las Escrituras llaman dominio propio. La templanza es fruto del Espíritu Santo. Para que se desarrolle, la Biblia propone que dejemos que Dios nos coloque en la fragua y moldee en nosotros el carácter firme y equilibrado que necesitamos:
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor 
y de dominio propio. 2 Timoteo 1:7
Por Pablo D. López

No hay comentarios:

Publicar un comentario