domingo, 1 de noviembre de 2020

¿Qué quiere Dios de mí?

¿Qué quiere Dios de mí?


Primero es necesario saber que existe un Dios, más allá de que siempre existió, siendo el Creador del cielo, la tierra y de todo lo que hay en ellos (1). Él no necesitaba esas cosas para existir, pero hizo todo por amor a ti y a mí. Él hizo, también, los ángeles y a Lucifer, el más importante de todos ellos. Lucifer se rebeló contra Dios y junto con él, la tercera parte de los ángeles del cielo. Ellos fueron expulsados de la Presencia de Dios y ahora son llamados Diablo o Satanás y espíritus malos o demonios. (2)


Dios hizo el primer hombre del polvo de la tierra y lo llamó Adán y de una de sus costillas creó a la mujer a la que llamó Eva. Dios los puso en un hermoso jardín para que vivieran felices entre ellos y con su Creador. Dios les dio una orden simple: no comerán del fruto de un árbol llamado “del conocimiento del Bien y del Mal” (3). Eva, engañada por Satanás, comió del fruto y convidó a Adán, quien también comió. Ambos tomaron conciencia de su pecado y sintieron vergüenza de estar desnudos (4). Por causa de ese pecado, la muerte física afectó a toda la humanidad, incluso nos afecta a ti y a mí (5). Otras consecuencias fueron las enfermedades y desastres, la miseria y la maldad. Sin embargo la peor consecuencia es que luego de morir los hombres deben ir a un lugar horrible llamado infierno y después ser sentenciados para el “Lago de Fuego”. Todos los descendientes de Adán y Eva estarían condenados a esto. Adán y Eva no murieron en el acto debido a que Dios mató dos animales, quitando su piel para cubrirlos. Fue el primer derramamiento de sangre por causa del pecado de alguien (6)


A partir de ahí, Dios solo acepta al ser humano cuando él viene con un sacrificio de un animal inocente. Dios prometió que un día enviaría un Libertador que moriría para sacar a la humanidad de las angustias del pecado (7). Uno de los hijos de Adán y Eva, llamado Caín, mató a su hermano, Abel, debido a que no estuvo dispuesto a obedecer a Dios y matar un animal para un sacrificio. (8)


El ser humano es desobediente al Dios amoroso. Dios prometió destruir el mundo una vez mediante una inundación universal, un diluvio. Solamente Noé y su familia creyeron en Dios y le obedecieron. Hicieron un gran barco, un arca, tal como Dios ordenó y se salvaron (9).

Otra vez un grupo de personas hizo una torre enorme para permanecer todos juntos, siendo que Dios les había ordenado esparcirse por todo el mundo. Dios confundió la lengua de ellos y tuvieron que separarse (10).


Dios llamó a un hombre llamado Abram para formar una nación que se llamaría Israel (11). Esta nación existe hasta el día de hoy y fue a ese pueblo que Dios le dio los Diez Mandamientos (12).


Los pueblos del mundo entero sabrían lo que Dios quería de cada uno si Le oyesen a través de Israel. El ser humano continuaba con su maldad. Dios destruyó las ciudades de Sodoma y Gomorra, pero aún continuaba cuidando al pueblo que luego sería la nación de Israel (13).


No siempre entendemos lo que Dios quiere, pero debemos oírlo, pues Él siempre dice la verdad. Dios llevó a la nación de Israel a un país llamado Egipto (14). Allá el pueblo sufrió mucho siendo esclavizado (15). El principal de ese país tenía el título de Faraón. Dios ama mucho a Su pueblo Israel y envió un hombre llamado Moisés para liberar a Israel de la esclavitud (16). Después de nueve plagas sobre Egipto y la insistencia de Faraón en no dejar salir al pueblo, Dios envió un Ángel de la Muerte para matar a cada hijo primogénito de todas las familias que no matasen un cordero y que no pintasen con la sangre de ese animal los postes y el dintel de su puerta. Faraón no creyón en Dios y su hijo murió (17).


El pueblo de Israel huyó, totalmente protegido por Dios. Este Dios amoroso hasta abrió el mar para que su pueblo pasara por el medio (18). Este pueblo permaneció cuarenta años en el desierto siempre quejándose contra Moisés y contra Dios (19). Dios mandó a Moisés a construir una tienda grande llamada Tabernáculo. Dios mandó que allí se adorase Su nombre y ordenaba sacrificar animales, pues como vimos antes, el pecador solo se podía acercar a Dios mediante la sangre de un inocente (20). Dios fue tan amoroso que llevó a su pueblo de vuelta para la tierra de donde salieron sus padres (21). Pero el ser humano es tan malagradecido que aun en su propia tierra el pueblo desobedeció a Dios y llegó a adorar otros dioses, hechos de materiales que se rompen, se pudren y lo que es peor, no hablan ni escuchan (22).


Como Dios es amoroso, Él siempre enviaba algún libertador para sacar al pueblo de Israel de nuevas esclavitudes (23). El pueblo, en vez de acercarse a Dios, pidió un rey como tenían las otras naciones. Si usted tuviese a Dios como Rey, ¿desearía otro? ¡El pueblo de Israel quería! (24)

Dios fue tan amoroso que, de los muchos reyes que tuvieron, algunos eran obedientes a Él y enseñaban al pueblo a pedir perdón por sus pecados y acercarse a Dios. Uno de ellos fue el rey David quien hizo que la ciudad de Jerusalén fuese el lugar de adoración del pueblo de Israel, también llamado pueblo judío (25).


Dios amaba tanto al pueblo que siempre levantaba hombres en todas las épocas para anunciar lo que Él quería del pueblo. Esos hombres que hablaban al pueblo se llamaban profetas. Pero tristemente el pueblo no oía a los profetas y muchas veces los mataban (26). Dios, una vez más, envió a Israel a una esclavitud, sin embargo nunca se olvidó de Su pueblo y de Su promesa de enviar un Libertador para morir por causa de los pecadores. El tiempo pasó, el pueblo retornó a su tierra, pero estuvo mucho tiempo sin oír a ningún profeta, hasta que un día…


Se levantó un hombre llamado Juan. Él andaba por el desierto predicando al pueblo que se arrepintiese de sus pecados y se bautizaran, es decir, dejar que él los sumergiese en el agua como señal de que aceptaban ese mensaje. Por causa de eso lo conocían como Juan el Bautista (aquel que bautizaba). Él decía que el Libertador estaba llegando. Y un día realmente llegó. ¡Juan incluso lo bautizó! Ahora debían seguir al Libertador (27).

Seguramente usted ya escuchó hablar del Libertador. Su nombre es Jesús. Juan dijo que Él, Jesús, es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. 


Puede parecer increíble, pero el Libertador, es el propio Dios que decidió venir al mundo de los pecadores, nacer como un bebé, crecer rodeado de sufrimientos y a los treinta años de edad mostrarse al pueblo de Israel como el Libertador.


Él también puede ser llamado Mesías o Cristo, que significa Ungido. Él es el Salvador del mundo, pero ¿cómo? Siendo Dios, Jesucristo, el Mesías de Israel, podía transformar agua en vino (28), curar inválidos (29), hacer que sordos puedan escuchar (30) o mudos comiencen a hablar (31). Simplemente tocando con sus dedos podía abrir los ojos de los ciegos (32). Expulsaba demonios que atormentaban personas, simplemente dando una orden (33). Personas que tenían la horrible enfermedad de la lepra, que hace pudrir la piel, quedaban con la piel totalmente sana cuando Él las curaba (34). ¡Incluso hizo resucitar muertos! (35)


Jesús amaba a las personas. Él las oía a cualquier hora. Un hombre religioso, llamado Nicodemo, quería que Él hablase de las cosas de Dios en la madrugada. Jesús le dijo que “Dios amó de tal manera al mundo, que envió a su único Hijo para que todo aquel que en Él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna”. Jesucristo es el hijo que Dios envió y Jesucristo es Dios en forma de hombre (36).


Jesús también amaba a los niños. Él los recibía y los bendecía (37). Siendo Dios, Jesús tenía poder de perdonar pecados. Una vez perdonó a una mujer adúltera (38). Otra vez perdonó a un cobrador de impuestos que estafaba a las personas (39).


No todos querían a Jesús. ¿Recuerda a Satanás, el enemigo de Dios? Él hizo que algunas personas sintiesen odio contra Jesús y lo arrestasen y lo clavaran en una cruz (40). ¡Ah! ¡Cómo sufrió Jesús! Lo golpearon, lo escupieron, rasgaron su piel, su cuero cabelludo y todo eso en medio de burla y desprecio. ¡Qué malagradecido es el ser humano! (41)


Jesús dejó que hiciesen eso (42). ¿Usted recuerda que Dios solo podía aceptar al pecador si algún inocente muriese en su lugar? Siempre era un animal, pero ahora era el propio Hijo de Dios, ¡Dios mismo estaba pronto para morir en lugar del pecador!


Mientras Jesús estaba en aquella cruz, Él perdonó a un hombre que estaba en una cruz a su lado. El hombre pidió a Jesús que lo perdonara y Jesús lo perdonó (43). Jesús permaneció en la cruz tres horas, desde el mediodía hasta las tres de la tarde (44). Él entregó su vida (45). Lo bajaron de la cruz y lo pusieron en un sepulcro cavado en una roca (46). Al tercer día Él resucitó, es decir, volvió a vivir (47). Él apareció a muchos que habían creído en Él (48).


Luego de cuarenta días Él subió de vuelta al Cielo (49). Él prometió que todos los que creyesen en ese mensaje no morirían eternamente, sino que vivirían con Él (50).


Esta es una historia que se podría llamar “La historia de la Redención”. Dios no acepta a las personas, solo porque Él es bueno, ni las condena a la perdición solo porque quiere, sino que Él es justo y acepta a quienes creen en Su Palabra (51).


Volvamos a la pregunta: “¿Qué quiere Dios de mí?” ¿Usted qué piensa? Él quiere que usted crea que Él existe, que es el Creador de todas las cosas y que lo hizo a usted también. Él quiere que usted sepa que el ser humano, incluso usted y yo, somos pecadores y nuestra tendencia es siempre apartarnos de Dios, a pesar de que Él nos busca.

Él quiere que usted sepa que, a causa de nuestros pecados, solo podemos acercarnos a Él mediante la sangre de un inocente. Pero ya no acepta sacrificios de animales, pues Jesucristo ya vino y Él fue el sacrificio perfecto (52).


Dios quiere que usted crea en Jesucristo, el Mesías de Israel, que murió para que usted no tenga que morir. Dios es amor, pero también es justo y no aceptará a aquel que no crea en ese mensaje.


Por Pércio Coutinho



Ahora, le pido por favor que responda algunas preguntas.

1) ¿Usted entendió lo que leyó?

2) ¿Usted quedó preocupado por algo de lo que leyó?

3) ¿Le gustaría evacuar algunas dudas?

4) Todo lo que usted leyó está detallado en la Biblia, que es la Palabra de Dios.

5) ¿Le gustaría que alguien explicase mejor alguna cosa?



Escriba a Alejandro López

e-mail: aleydelia@gmail.com

www.buenministro.com

www.aleguitarra.com


Lea en la Biblia que es la Palabra de Dios, toda la Historia de la Redención.


Para ayudarlo, abajo aparecen todos los textos usados que combinan con los números entre paréntesis


(1) Génesis 1:1  (27) Juan 1:19-34

(2) Isaías 14:12-20, Ezequiel 28:11-19 (28) Juan 2:1-12

(3) Génesis 1:26-28, Génesis 2:15-17 (29) Juan 5:1-15

(4) Génesis 3:1-13 (30) Marcos 7:31-37

(5) Génesis 3:16-19, Romanos 5:12 (31) Mateus 9:32-34 

(6) Génesis 3:21 (32) Juan 9:1-11

(7) Génesis 3:15 (33) Mateo 8:16 

(8) Génesis 4:1-8 (34) Lucas 5:13

(9) Génesis 6-9 (35) Juan 11:1-45

(10) Génesis 11:1-11 (36) Juan 3:1-21 

(11) Génesis 12:1-3 (37) Mateo 19:13-14 

(12) Éxodo 20:1-17 (38) Juan 8:1-11 

(13) Génesis 19:24-28 (39) Lucas 19:1-10

(14) Génesis 46:1-27 (40) Mateo 27:1-66 

(15) Éxodo 1:8-14 (41) Mateo 27:28-31 

(16) Éxodo 3:1-22 (42) Mateo 27:39-44

(17) Éxodo 7-12 (43) Lucas 23:39-43

(18) Éxodo 14:15-31 (44) Lucas 23:44-46 

(19) Éxodo 16-17 (45) Lucas 23:46

(20) Éxodo 25-40 e Números (46) Mateo 27:57-60 

(21) Josué 24:1-28 (47) Mateo 28:1-6 

(22) Jueces (48) Hechos 1:1-4, 1 Corintios 15:3-8 

(23) Jueces (49) Hechos 1:5-11

(24) 1 Samuel 8:1-22 (50) Juan 14:1-3 

(25) Reyes e Crónicas (51) Juan 1:11-13

(26) Isaías até Malaquías (52) Hebreos 10:4, 1 Pedro 1:18-19












Título original “O que Deus quer de mim?”

Autor: Pércio Coutinho Pereira

Traducido al Español por Alejandro López en Abril de 2017


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