domingo, 21 de marzo de 2021

Jeremías 18

 Capítulo 18: La vasija del alfarero

 

Jeremías recibe otra lección ilustrada de Dios. La nación de Judá no puede contender contra Dios, porque Él es el alfarero que moldea el barro como quiere. Esta vez, quiere formar un plan de disciplina sobre la nación. No entendemos los planes de Dios o lo que está formando. Incluso si son por causa del pecado, los planes disciplinarios de Dios siempre funcionarán. Si esa generación es un obstáculo para que personas nuevas lleguen a conocer al Señor, Él perfectamente puede moldear un plan para destruir a la generación, pero al mismo tiempo no consumirlos hasta el punto de impedir el crecimiento de sus hijos. Imagínese que una institución es un problema para la nueva generación. Dios puede disciplinar e incluso borrar esa institución poco a poco, pero preservarla el tiempo suficiente para ver cómo se forma una nueva generación a partir de esa institución fallida. Parece que esto es lo que pasa con Judá, Jeremías comienza a orar de manera diferente por sus enemigos. Debido a la dureza del corazón, le pide a Dios su venganza. No creemos que tengamos este permiso en el Nuevo Testamento (v.1-23).

 

“En un momento, cuando la nación menos lo esperase. Así, les recuerda a los judíos cuán maravillosamente Dios los liberó de su degradación original, es decir, en un solo día eran los más miserables y luego los más favorecidos de todos los pueblos ".[1]



[1] Jamieson, Fausset and Brown Commentary - A Commentary, Critical and Explanatory, on the Old and New Testaments – Jr 18.7 - Rev. Robert Jamieson - Published in 1871; public domain (extraído de e-sword version 11.0.6 - 2016)

 

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