Capítulo 23: Malos pastores y falsos profetas
Como en los días de Jeremías, hoy también hay malos pastores. Pedro, en el capítulo 5, habla de la conducta que deben tener los pastores y la recompensa que recibirán del Pastor Supremo, Jesucristo. Hay una promesa de que las ovejas de Israel volverán al redil. Esto sucederá en el establecimiento del reino mesiánico. El verdadero pastor es el renuevo de David, Jesús, el Mesías. Un renuevo sugiere un corte. La nación ya ha sido cortada y ya ha surgido el brote que es Jesús de Nazaret. Recordando que Nazaré (netzer) significa renuevo. Los falsos profetas son adúlteros. Podemos entender el adulterio en ambos sentidos, tanto espiritual como carnal. Además, los falsos profetas son mentirosos, porque profetizan paz sin arrepentimiento. Hoy, vemos que hay falsos profetas que prometen la salvación sin cruz. El mensaje del evangelio se ha diluido hasta el punto de considerar solo los beneficios materiales como salvación, sin mencionar el pecado y la responsabilidad personal. Por tanto, vivimos en una época de malos pastores y falsos profetas (v.1-40).
“Este es un texto crucial porque nos da una comprensión de la naturaleza de la profecía verdadera y falsa. Exteriormente, poco las distingue. Pero el falso profeta tuerce su mensaje para adaptarlo a lo que la gente quiere escuchar y no hace exigencias morales; con optimismo infundado, promete paz a los que desprecian la palabra de Dios y liberación de la ira divina a los que insisten en caminar por su propio camino y se resisten a la revelación de Dios (v.17)”.[1]
No hay comentarios:
Publicar un comentario