LA BURBUJA DE LA GRACIA
“Saludad a Rufo, escogido en el Señor, Y A SU MADRE, que TAMBIÉN lo es MÍA en el amor”. Versión Hispano Americana
“Saluden a Rufo, a quien el Señor eligió para hacerlo suyo; y también a su querida madre, quien ha sido como una madre para mí.” N.T.V.
La comunión práctica, fundada en el amor fraternal, fue un rasgo predominante en las iglesias de la era apostólica. El capítulo 16 de la carta a los Romanos es el más extenso, íntimo, y particular, de todos los saludos afectuosos que encontramos en las cartas de Pablo. Es notable el número de hermanas que reciben un saludo especial, donde Pablo reconoce la importancia de su testimonio y servicio en la Obra del Señor. Las menciones que se hacen del carácter personal y del tipo de trabajo que aportó cada uno, es un contenido muy rico para reflexionar sobre la huella que se deja en una iglesia local, cuando ponemos en acción el amor fraterno, cuando nos comprometemos de corazón a servir a los hermanos.
Las iglesias locales pierden enorme potencial cuando consideran que los únicos en llevar adelante la obra del Señor son los predicadores, pastores, líderes, jóvenes destacados, etc.; y que aparte hay un sector que, al no estar involucrado en tareas prominentes, sólo se limita a la asistencia sin ninguna incidencia en el avance de la misma.
En este momento tan particular de la historia, debido a la posibilidad de contagios, se ha afianzado aún entre los creyentes la idea de “permanecer en la burbuja”, o “mi casa por ahora está cerrada”. Es entendible lo que está pasando, y lo que se expresa, pero cuando considero lo que es la “burbuja de la gracia” de la comunión de la iglesia a la luz de la Biblia, no sé hasta dónde Ud. Y yo podemos decir “mi casa está cerrada”, e ir a dormir tranquilos.
Personalmente lo que más me inquieta, es que muchos creyentes viven en una burbuja cerrada permanentemente, y no a causa de restricciones actuales.
LA MADRE DE RUFO
Me quiero detener a pensar en la madre de Rufo. Una mujer anónima, que el apóstol Pablo la consideraba su madre.
Se abre una puerta interesante de investigación, cuando Marcos, escribiendo –según se cree-para los romanos, identificaba a Simón de Cirene como el “padre de Alejandro y Rufo” (Mr. 15:21). Existe la posibilidad que el Rufo que menciona Pablo, fuese hijo del Simón de Cirene, el cual “a punta de lanza” fue obligado a llevar el madero que suponía un peso insoportable para el ya castigado y debilitado Jesús, en Su camino a la crucifixión. Si esto es así, vuela nuestra imaginación al pensar en la forma que estos sucesos impactaron en Simón, y su familia. Estaríamos considerando que la madre de Rufo sería la esposa de Simón de Cirene; y por tanto habría narraciones de primera mano que pudieron trasmitir al apóstol Pablo.
Rufo evidentemente era un hermano bien conocido en Roma. La mención de “escogido en el Señor” va en línea con las menciones teológicas sobre el tema; pero también hay un sentido de “predilecto”, lo cual indica que se destacaba por su amor y servicio. En tal carácter espiritual de éste hogar, Pablo fue ricamente bendecido.
COMO UNA MADRE
Es inútil procurar detallar las circunstancias históricas en que ésta mujer pudo expresar su solicitud materna sobre el siervo del Señor, el cual fue desheredado por su propia familia, y se considera que su madre habría fallecido joven.
Pablo había renunciado a todo por seguir a Cristo. Debió ser doloroso enfrentar el rechazo y desamparo de su familia. Pero vio cumplida las palabras de Marcos 10:29-30, quien pierde todo por el Señor, recibirá “casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras…” Es decir, que en la familia de la fe, se nos suple del refugio, afecto, y lazos espirituales, que son mayores que los naturales, y más abundantes.
Lo que la madre de Rufo nos enseña es: LA IMPORTANCIA DE EXTENDER EL CUIDADO MATERNAL MÁS ALLÁ DEL CÍRCULO FAMILIAR. No sé si hemos pensado sobre la necesidad y valor de éste servicio en la vida de la iglesia local.-
LA BURBUJA DE LA GRACIA
Olvidaría mucha gente, si tratara de recordar todos los hogares que estuvieron abiertos para mí desde que me convertí al Señor, mientras crecía en la fe, y especialmente en el ministerio. Hay muchas hermanas que oficiaron de “madres”, junto a su entorno familiar. No puedo medir todo lo que absorví y aprendí de innumerables momentos que el afecto maternal y fraternal se extendió también para mí. Posiblemente tales hermanas me sirvieron como un acto cotidiano sin mayor trascendencia, pero su efecto sólo podrá ser valorado en la eternidad.
EXTIENDA SU CUIDADO FAMILIAR
Me gustaría hacer menciones puntuales, teniendo en vista no sólo los siervos del Señor, sino también los niños, adolescentes, personas nuevas, que se encuentran dentro de la influencia del trabajo de la iglesia.
· Hubo hogares cristianos, que fueron causa motora de que niños y adolescentes continuaran con sus estudios, ya que no contaban con el respaldo en sus casas. Qué actitud noble “adoptar” alguna vida joven que necesite aliento “como de madre” para capacitarse en la vida.
· Así como una madre vela que sus hijos no tengan carencias de vestimenta, útiles, alimentación, higiene, etc., que importante sería en la iglesia ese “ojo de madre” que percibe la necesidad. No se quede tranquilo que su hijo tiene todo, levante la mirada y mire a su alrededor.
· Cuánta falta hace de más hogares abiertos cuando recibimos hermanos que vienen a servir en la iglesia. Algunas veces ese cuidado maternal se demuestra horneando algún alimento, o usando los medios a su alcance para suplir alguna necesidad.
· Sea como una madre sobre hogares de creyentes que por enfermedad, carencia de trabajo, y tantas circunstancias en que la madre de la casa no puede atender los suyos. Obviamente esto requiere que estemos al tanto de las dificultades de los hermanos. Debiéramos ser solícitos en suplir carencias, apenas nos enteramos.
· El ámbito del hogar puede ser también un lugar de buenos consejos, como madre a hijas. Éste es el entorno que puede facilitar muchas conversaciones: sobre problemas adolescentes, noviazgo, diversas enseñanzas sobre la vida del hogar, y aplicar la exhortación de Tito 2:3-5, “las ancianas…que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos…”
· Sea como una madre para los más jóvenes que vienen del mundo con vidas destruidas, y fracasos aplastantes. No mire sobre el hombro los daños que provoca el pecado, mientras se complace que su casa está en orden. Cuánta falta hace misericordia de madre, que vea con dolor el daño sobre otras vidas, como si fueran sus propios hijos.
No quiero extenderme más. Las posibilidades son inmensas. Si toma el desafío de la madre de Rufo, no tenga dudas sobre lo enriquecedor que será para Ud., y la vida de la iglesia.
Por Ernesto Rey.
Excelente. No temamos a la cercanía social si es en pro del cumplimiento de los propósitos de Dios, Jesucristo se acercó a mi estando yo lleno de pecado.
ResponderEliminarGran verdad! Saludos hermano querido!
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