Capítulo 10: Lluvias de bendición
Dios bendeciría a la nación con lluvia. La tierra que fluye leche y miel continuaría siendo la morada del pueblo de Dios. El pueblo anduvo sin pastor, pero ahora Dios se encargará de ellos. Sus pastores eran hombres falsos que simplemente se aprovecharon de ellos. El profeta exalta al que vendría, Jesús. Él es la piedra angular, la estaca de la tienda y el arco de guerra. Dios actuará con Israel como si nunca lo hubiera rechazado. El perdón es completo. Todos serán repatriados y seguirán multiplicándose. El silbido de Dios será escuchado por los judíos más distantes (v.1-12).
“Una referencia a los ídolos de la casa, famosa en la época de los jueces para la adivinación (ver Jueces 17: 5, 18: 5). De manera similar, se consultó a los adivinos para predecir el futuro, mientras que los que cuentan sueños afirmaban comunicar mensajes divinos especiales a sus oyentes. El uso de todo esto estaba prohibido en Israel (ver Deut 18:10ss), ya que Dios había dado profetas a su pueblo, todos anticipando al 'profeta', a quien, de diferentes maneras, los profetas de diferentes tiempos señalaron (ver Deuteronomio 18:15 ss). El liderazgo espiritual es la principal necesidad de Israel ".[1]
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