Capítulo 5: El pecado universal de la humanidad en Adán y la salvación en Jesucristo
1. La justificación nos coloca inmediatamente como amigos de Dios, ya que estábamos separados de Él. La esperanza es el resultado obtenido por causa de la justificación. La vida en la tierra no está exenta de luchas, sin embargo, la perspectiva de la vida cambia debido al Espíritu Santo que se derrama sobre el que cree. Cuando Cristo murió por nosotros, éramos pecadores distantes. Ahora, como amigos de Dios, Él tendría más razones para amarnos. El hecho es que no hay nada que podamos hacer que pueda aumentar Su amor por nosotros y tampoco hay nada que podamos hacer que pueda disminuir Su amor por nosotros. Pablo quiere fundamentar la verdad de la justificación que no dependió de nosotros y continúa dependiendo solo del Señor (v.1-11).
2. Pablo también establece la enseñanza de la corrupción universal de la humanidad debido al pecado de Adán. La muerte es el principio activo del pecado. Antes de que existiera la ley, existía la muerte, lo que significa que sin la Ley de Moisés ya existía el pecado. Así como el pecado del primer Adán puso a toda la humanidad bajo pecado, la obediencia del postrer Adán, Jesucristo, tiene el poder de traer bajo la salvación a todos los que creen en Él. La Ley no creó el pecado, simplemente lo mostró y lo resaltó (v. 12-21).
“Pablo no concebía el pecado simplemente como una acción o actitud contra la voluntad de Dios. Un estudio del vocabulario asociado con el concepto muestra claramente que él lo personificaba. El pecado es un rey (5:21; 6:12), un dueño de esclavos (6: 6), está vivo o muerto (7: 8,9). El pecado es un poder externo que es ajeno y contrario a la verdadera naturaleza humana que Dios tenía en mente. Es un enemigo que invadió al hombre, ocupó su 'carne' y lo mantiene cautivo (7:23) ".[1]
[1] A justificação nos coloca imediatamente com amigos de Deus, uma vez que estávamos separados Dele.
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