viernes, 31 de diciembre de 2021

Hebreos 3

Capítulo 3: La superioridad de Jesús sobre Moisés

Jesús es el Apóstol y Sumo Sacerdote. Aquel que tiene un mensaje y lleva a las personas al Padre. Jesús y Moisés dirigían la casa de Dios, es decir, los asuntos relacionados con Dios. Moisés sirvió a la casa de Dios, sin embargo, Jesús es el constructor de la casa. Jesús, siendo Dios, es el que construyó la casa. Moisés fue un siervo fiel y anunció la Ley de la casa de Dios, pero Jesús es el propio constructor y dueño de la casa. Jesús, además de constructor, es el Hijo de la casa. La casa somos nosotros, la Iglesia. La obediencia del creyente y del no creyente es puesta a prueba. El corazón obediente escucha al Espíritu Santo. El autor les recuerda a los judíos el pasado cuando sus padres desobedecieron en el desierto. Moisés dirigió al pueblo durante 40 años y siempre fue testigo de los reclamos. Él mismo fue desobediente al final. El error frecuente es prueba de un desconocimiento íntimo de un Dios verdadero y amoroso. La desobediencia del corazón causa disciplina por parte de Dios e impide nuestro descanso espiritual. Los hermanos tienen una gran participación en la vida unos de los otros para la obediencia a Dios. Debido a que estamos en Cristo, se espera de nosotros la obediencia de corazón y la transformación de vida. La obediencia debe ser hoy, porque mañana puede ser demasiado tarde. La obediencia retrasada puede ser desobediencia. Aquel pueblo tuvo la oportunidad de obedecer. Hoy tenemos nuestra oportunidad. Incluso Moisés desobedeció. Jesús siempre fue obediente (v.1-19).

 

“La generación del desierto sufrió las consecuencias de la advertencia hecha por Dios. No fue casualidad que muriera en el desierto (ver Números 14 y 21). Como indica este salmo, los hijos de Israel desafiaron la autoridad soberana de Dios mediante su rebelión en el desierto (Núm. 20). La lección es obvia. La verdadera obediencia del corazón va más allá de recibir instrucciones. Una generación de israelitas murió porque deliberadamente se rebelaron y desobedecieron, y esto a pesar de la amplia revelación en el monte Sinaí ".[1]



[1] Comentário Bíblico Moody, pg. 28 – editado por Everett F. Harrison (IBR – São Paulo – SP – 4ª impr. 2001)

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario