Capítulo 1: Amor, valores, malas obras y piedad
1. Juan, el apóstol del amor y el discípulo a quien Jesús amaba. Las 3
epístolas de Juan están llenas de referencias sobre el amor y la verdad. Juan
amaba “de hecho y en verdad”. Jun apelaba a sus “hijitos” a amarse unos a
otros. El amor de Juan no excluía el celo y la severidad por la sana doctrina.
Juan también apelaba a sus “hijitos” para que preservaran la verdad y se
distanciaran de los herejes, indicando así que el amor no admite el alejamiento
de la sana doctrina. Juan vivía en Éfeso y escribía a los líderes de las
iglesias de los alrededores. Gayo era uno de los líderes de una de estas
iglesias, reconocido por la hospitalidad que brindaba a los predicadores
itinerantes. Mostrar amor a los hermanos es una forma de caminar en la verdad.
Juan amaba verdaderamente, pero el texto trata de algo más que eso. El
verdadero amor se trata de la sinceridad con la que amas. Así, todo ser humano
está dotado por Dios para amar de verdad, aunque no se salve. Ejemplo: El amor
de un esposo por su esposa es amor verdadero, incluso entre los incrédulos. No
es solo la sinceridad del amor, sino el fundamento de este. El amor de Juan por
Gayo estaba fundado, solidificado en la verdad (1 Juan 3:16, 4:7, 10-11, 21,
5:1-2). Así, aunque todo ser humano puede amar de verdad (en intensidad y
sinceridad), solo los salvados, que comprenden el fundamento del amor de
Cristo, pueden amar de verdad (en base a la relación con la Persona de Cristo
Jesús) (v.1).
2. Existe un criterio mundano de medir la vida espiritual de alguien basado
en el éxito aparente en la vida física (salud, finanzas y posesiones). Pero,
por otro lado, existe el peligro de eliminar los votos de prosperidad del
vocabulario cristiano en todas las áreas de la vida. Debe haber un equilibrio
en no medir la vida espiritual por los bienes que se tienen, pero también desear
que Dios bendiga a los hermanos dándoles provisión suficiente y hasta en
abundancia, según su voluntad. Dios nos ha dado bienes para disfrutar (1 Tim 6:1¬7).
Por tanto, no hay nada de malo en querer que Dios satisfaga las necesidades y
los deseos de los hermanos, según su voluntad. Esto también se aplica con
respecto a la salud física. Juan reconoció en Gayo a un hombre experimentado y
exitoso en la vida espiritual. Desear la prosperidad material, sin alcanzar la
prosperidad espiritual, es buscar el éxito que solo dura hasta que llega el
fracaso, que puede llegar muy rápido. Por lo tanto, la frase “teniendo salud está
bien” es incompleta y muestra una falta de conocimiento espiritual (v.2).
3. Es un gozo superlativo, es decir, en el más alto grado de intensidad.
Pocos son los seres humanos que se regocijan en el éxito de los demás. El gozo
de Juan no estaba solo en la persona y presencia de Gayo, sino en su vida con
Dios. Tanto es así que Gayo no fue a ver a Juan y, aun así, estaba muy
contento. El motivo del gozo era saber que los hermanos andaban en la verdad,
es decir, en la doctrina de Cristo. Lo contrario, también, debía acontecer.
Juan se entristecería mucho si supiera que algún hermano no andaba como a
Cristo le hubiera gustado. El amor entre los creyentes se basa en el amor de
Cristo por nosotros ("Él nos amó primero"). El amor entre los
creyentes se basa también en la verdad de la Palabra de Dios, en la sana
doctrina. Cuando tenemos la misma doctrina y somos obedientes a ella y nos
exhortamos mutuamente a seguirla fielmente, podemos caminar juntos. El mayor
gozo es saber que los hermanos caminan en la verdad. Y para eso hay que querer
saber. Alguien que se informa de un hermano, sin el pecado del chisme, y desea
sinceramente su bienestar, está dando un gran paso en la lucha contra el
egoísmo. Por lo tanto, amemos de hecho y de verdad y en verdad y en la verdad
(v.3-4).
“La primera 'verdad' [v.3 en griego] se refiere a
la doctrina y enseñanza de los apóstoles. En la segunda aparición omite el
artículo [en griego], por lo que ‘verdad’ se refiere a conducta”.[1]
“No sabemos si Gayo era físicamente el hijo de
Juan o su converso o habla metafóricamente. Como metáfora, es el uso más común
de la palabra hijo en el Nuevo Testamento. En este caso, podría haber sido un
discípulo de Juan o simplemente un creyente más joven (2 Jn 4, 1 Tim 1:2)”.[2]
4. ¿Cuáles son los valores que más apreciamos? Actores sin escrúpulos
morales son aclamados, aplaudidos y considerados sabios en sus entrevistas
carentes de sentido moral. Las personas realmente valiosas son olvidadas, todo
porque la sociedad tiene sus valores distorsionados. La Palabra de Dios, sin
embargo, nos enseña los valores a ser reconocidos en las personas. Toda persona
es conocida por su proceder hacia los demás. Nuestro trato con los demás es el
sello distintivo de lo que somos. Los apodos se ganan por las características
físicas y actitudes. Un procedimiento que le valió un hermoso apodo fue el de
José en Hechos 4, conocido como Bernabé que significa Hijo de la Consolación.
Nuestro trato con las personas necesita ser fiel. Esto no significa que nunca
reprendamos a las personas, sino que siempre debemos ser fieles. Estar de acuerdo con
el error no significa ser fiel y por otro lado ser grosero con la gente tampoco
es la manera de ser fiel. Un creyente valiente se porta bien con sus hermanos,
pero también sabe cómo tratar con aquellos que no son hermanos. Es posible que
algunos no vengan al evangelio por el comportamiento de algunos creyentes.
Debemos mirar los valores personales de acuerdo con lo que Dios ve. En Su
Palabra, las personas de valor son aquellas que actúan de acuerdo con lo que
aprenden, es decir, que practican la Palabra de Dios. Este es un valor para
apreciar entre los creyentes, es decir, debemos mejorar nuestro trato con
nuestros semejantes. La cortesía no es solo para los nobles, sino para todos los
que obedecen la Palabra de Dios (v.5).
5. Otro valor a ser reconocido entre los creyentes es la buena reputación.
Un buen nombre se hace con gran dificultad, pero se pierde fácilmente. El buen
nombre es lo único que llevamos con nosotros. La fama se acaba, el dinero
desaparece, los amigos se van, pero el buen nombre permanece, por eso una buena
reputación frente a la gente nos valoriza. Podemos usar como sinónimos: el buen
nombre, la buena reputación, el buen testimonio. Estos valores nos acercan a
las personas honestas. El nombre de Cristo puede empañarse a causa de nuestra
reputación, pero podemos embellecer la doctrina del evangelio con nuestra vida.
El medio político está muy empañado debido a la mala reputación de muchos hasta
el punto de que los buenos políticos se ven perjudicados. La misma palabra
“política” fue contaminada por aquellos a quienes no les importaba su
reputación. No debe ser así entre los creyentes. Gayo ganó la reputación de ser
cariñoso con la gente. Algunas personas dependen del buen nombre de los
creyentes para alcanzar el evangelio y no es de extrañar que muchos rechacen
nuestro mensaje. Si los creyentes no valoran la buena reputación ante las
personas, seremos como los filósofos que no cambian la sociedad, sino que solo
especulan sobre el valor de la vida sin ningún cambio de carácter (v.6)
6. Algunas personas se destacan por su generosidad y honestidad. El apóstol
Juan estaba en Éfeso y tenía conocimiento de personas dignas como Gayo que
debían haber estado en algún lugar cerca de Éfeso. No solo Gayo, sino los que
estaban con él. Tuvieron que salir de donde estaban por causa del Nombre, es
decir, el nombre de Jesús. Gayo los recibió con cariño y generosidad, ya que
solo la iglesia donde estaba Juan no podía sustentarlos completamente. Estos
predicadores itinerantes no eran aprovechadores de los oyentes como se decía
que lo eran los filósofos. Un obrero debe esperar por la gracia de Dios, que se
servirá de la generosidad de algunos. Pedir dinero es algo repugnante para el obrero.
Esta vida honesta también es muy necesaria en nuestros días. Qué gran valor
encontrar obreros honestos en cuanto al dinero. Obreros que saben vivir con
todo lo que hay, o con lo suficiente para sus necesidades básicas, o incluso, a
veces, pasando por privaciones. Dios es fiel para sustentar, la honestidad es
un gran valor del obrero. Personas así serán honradas por quienes realmente
saben valorar las buenas virtudes en la vida cristiana (v.7-8).
7. Diótrefes y Demetrio tienen nombres con las mismas iniciales, ambos con
significado idólatra. La actitud de cada uno era totalmente diferente.
Diótrefes significa “nutrido por Zeus o Júpiter” y Demetrio significa
“perteneciente a Deméter, diosa de la fertilidad, la agricultura”. Hay
Diótrefes hoy en muchas iglesias. Estos son personas que quieren primacía. Los
celos y la necesidad de atención hacen que las personas débiles impidan la
buena convivencia entre hermanos. Hay gente que quiere acaparar la atención de
los hermanos. Hay personas que no soportan la idea de que alguien más que no
sean ellos mismos reciba elogios y oportunidades. Los dueños de iglesias no favorecen
nada que les robe la atención (v.9).
“La oposición de Juan descrita en los versículos
9-10 constituye la parte más sorprendente de esta carta. Para un cristiano
hacerlo ante el último apóstol vivo suele ser un mayor peso en la evidencia
interna en contra de la autoría apostólica. Plummer responde: 'Pero el NT está
lleno de tristes sorpresas. Y los que aceptan como histórica la incredulidad de
los hermanos de Cristo, la traición de Judas, la disputa de todos los
Discípulos, la negación de Pedro, las contiendas de los Apóstoles, antes y
después de la partida del Señor y los flagrantes abusos en la iglesia de
Corinto... No descartaría pensar que este increíble Diótrefes actuó de la
manera aquí descrita incluso delante del Apóstol Juan.”[3]
8. Diótrefes no era discreto, sino muy obvio en sus actitudes. Juan no se
intimida y lo tratará con dureza y revelará a otras personas cómo es él. Esto
no es chisme, ni calumnia, sino un simple hecho y una reprensión para proteger
a otros que están siendo impedidos de ejercer sus dones y habilidades dados por
Dios, porque alguien está cerrando todo el ministerio alrededor de sí mismo.
¿Cómo se desarrollan las personas en la iglesia si hay líderes mezquinos?
Diótrefes quiere la iglesia sin visitantes, sin nuevos líderes o candidatos al ministerio. Por
supuesto, para obtener todo ese poder, tuvo que calumniar al apóstol Juan
(v.10).
9. Juan revela una vez más los absolutos en la vida cristiana. Tenemos que
imitar, porque somos seres que imitan. Ya que tenemos que imitar, debemos
imitar los buenos ejemplos. Juan es claro sobre el bien y el mal, las buenas
actitudes y las malas actitudes, y lo que es de Dios y lo que no. El contraste
es bastante claro entre Diótrefes y Demetrio. Aunque habló más de Diótrefes,
cuando habla de Demetrio es reconociendo el bien que hace por el cuerpo de
Cristo, la iglesia. No solo Juan, sino otros creyentes reconocen el valor de
Demetrio. El testimonio de Demetrio es la verdad misma, es decir, camina de tal
manera que no hay forma de negar su buen testimonio. No es una persona dudosa
en su comportamiento cristiano y cotidiano (v.11-12).
“El testimonio muy favorable a Demetrio en el
versículo 12 se agrega sin ninguna conexión o identificación adicional.
Obviamente su vida cristiana era vital e impresionante. La secuencia inmediata
de su testimonio después del versículo 11 implica que este cristiano era bien
conocido, que era un ejemplo del bien que Gayo debía imitar. El nombre Demétrio
significa 'perteneciente a Ceres', la deidad de la agricultura y la vida rural.
Nos da la idea de que venía de una familia pagana”.[4]
10. Juan termina esta carta como la carta anterior. Él siempre tiene otros
temas en mente, pero prefiere hablarlos en persona, tan pronto como tenga la
oportunidad de encontrar a Gayo. La importancia de los saludos en ese momento
es bastante clara. A ellos les gustaba dirigirse a las personas por su nombre y
no solo como lo hacemos hoy deseando “un abrazo para todos” (v.13-15).
Amor, valores y obras (3 Juan) 1. Las demostraciones de amor a los hermanos (v.1-4) 2. Los valores a honrar en la vida del creyente (v.5-8) 3. Las malas obras de Diótrefes y la piedad de Demetrio (v.9-15) |
[1] Notes & Outlines – 3 John – 3 João v.3 – sem número de página - J.
Vernon McGee (Thru the Bible Radio Network - Pasadena, CA – sem data de
publicação)
[2] Notes on 3 John, pg. 6
– 3 João v.4 - Dr. Thomas L. Constable
(Published by Sonic Light - 2014
Edition)
[3] An Exposition of 3 John 5-10, pg. 202 – 3 João v.9-10 - D. Edmond
Hiebert (Bibliotheca Sacra / Abril-junho 1987)
[4] An Exposition of 3 John 11-14, pg. 293 – 3 Jo v.12 - D. Edmond Hiebert
(Bibliotheca Sacra / julho-setembro 1987)
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