Capítulo 1: La Revelación, la salutación y la visión
1. Revelación (“apocalipsis”, revelación, desvelamiento). Así que está
claro que el objetivo de Jesús no es ocultar el sentido, sino revelarlo. La
revelación no es de Juan, sino de Jesús. El libro es cristocéntrico. Dios,
Jesús, ángel, Juan y las iglesias. Este es el orden. No se menciona qué ángel
es y por lo tanto no podemos decir que es Gabriel. Mientras que Daniel tuvo que
sellar, porque eran profecías para el fin, en Apocalipsis se abren los sellos,
porque ya es el fin. ("deben suceder pronto"). Juan fue testigo de
todo lo que está escrito aquí. La Palabra de Dios aquí incluye solo
Apocalipsis. Dar fe y no aprobar, es decir, dar testimonio, presenciar (testigo
ocular) (v.1-2).
2. Profecía aquí se refiere a Apocalipsis. No es bueno descuidar el
Apocalipsis solo por la dificultad de comprenderlo. “Leer” significa leer en
voz alta en las iglesias, ya que era muy costoso que todos tengan una copia. El
Apocalipsis es ante todo un libro de vida práctica de fe y obediencia, de amor,
etc. Por lo tanto, no es un libro de curiosidades, sino práctico. Hay 7
bienaventuranzas en Apocalipsis (1:3, 14:13, 16:15, 19:9, 20:6, 22:7, 22:14).
“El tiempo está cerca” no se refiere a una fecha fija, sino que la profecía es
algo siempre cercano, urgente, actual (v.3).
3. Asia Menor, actualmente Turquía. Había más que siete iglesias. Quizás
por ser un número significativo para la profecía, fue dirigido a siete
iglesias. Posiblemente se envió una copia a cada iglesia, pero seguramente las
otras iglesias tomaron conocimiento. Había al menos 10 iglesias en la región.
Quizá aquí signifique la universalidad de la Iglesia de Cristo en todos los
tiempos. No hay paz si primero no hay gracia. “del que es y que era y que ha de
venir” es el Padre Eterno, Dios Padre vendrá con Cristo. “Siete espíritus” es
el Espíritu Santo (Is 11:2-3) (v.4).
4. Jesús no es solo el testigo de la profecía, sino todo el propósito de esta.
Él es el "testigo fiel". “Primogénito de entre los muertos” significa
que Jesús fue el primero en resucitar para la eternidad. “Soberano de los reyes
de la tierra” es el tema de Apocalipsis. Aquí, el primer elogio del libro a los
creyentes que están en sufrimiento. Ningún mensaje está completo sin el tema de
Cristo crucificado. Soberano de los reyes de la tierra es una ofensa en plena
época de adoración al emperador (v.5).
5. En 1 Pedro 2:9 dice que somos sacerdotes y, más allá de que estamos bajo
el Rey, seremos nación de reyes (5:10). Esto sugiere llevar personas a Dios y
gobernar personas(v.6). Esto es la Parusía (llegada). Así como Jesús ascendió
entre las nubes, vendrá entre las nubes. Vendrá en una nube blanca (14:14),
contra las nubes oscuras de Armagedón (Joel 2:2). Cómo sucederá esto no lo
sabemos, sin embargo, será literal, porque la historia será interrumpida por
Dios y de manera abrupta. Aquí se refiere al pueblo de Israel (Zacarías 12:10).
Es una venida de juicio. Será un llanto de desesperación por no recibir a Aquel
que los libraría de tanta angustia. Los que lo amaron lo recibirán con alegría.
Es bueno recordar que los incrédulos no lloran porque Cristo fue crucificado,
sino porque Él viene a ejecutar el juicio, porque blasfemarán por toda la
eternidad, como en toda la Gran Tribulación. Dios Padre habla. Alfa es la
primera letra del alfabeto griego. Dios es el Creador y la Omega, la última
letra del alfabeto griego. La creación tiene a Él mismo como meta, Su gloria
(Col 1:15). Esto también se aplica a Cristo (v.6-8).
“Si deseamos ser contados con sus santos en la
gloria eterna, ahora debemos someternos voluntariamente a él, y recibirlo y
honrarlo como nuestro Salvador, porque creemos que vendrá para ser nuestro
juez. ¡Oh! ¡Hay muchos que desearían nunca morir y que no hubiera un día de
juicio!”[1]
6. Domiciano perseguía a la Iglesia y Juan participó de esa tribulación. El
"reino" era el consuelo de Juan para las iglesias que sufrían, pero
se necesitaba perseverancia. Como el creyente está ligado a Cristo, la
tribulación se pasa en Él y con Él. Tertuliano relata que antes de ser exiliado
Juan fue arrojado a un caldero de aceite hirviendo sin, sin embargo, morir. “estaba
en la isla de Patmos” no quiere decir que Juan estaba allí en visión, sino que
fue real, estaba exiliado, perseguido por no negar la fe. Debemos entender que
fue Dios quien lo llevó a esta isla para ver estas visiones. Por lo tanto, Dios
en Su Soberanía coopera con la persecución de Domiciano para revelar a los
creyentes el curso del mundo, la apostasía de la Iglesia, la caída de Satanás,
etc. Era costumbre enviar a los criminales políticos a la isla de Patmos, donde
trabajaban duro, quizás en canteras (v.9).
7. Aquí sí, comienzan las visiones. Él no estaba en Éfeso, sino en la isla
de Patmos. "En espíritu", es decir, no un sueño, sino una visión,
mientras está despierto (éxtasis). El “día del Señor” no se trata de la
Parusía, el día del juicio de las naciones, sino que se refiere al domingo, el
día que la Iglesia Primitiva empezó a reservar para la reunión de los
creyentes. El domingo llegó a ser llamado el Día del Señor. Así que esta visión
comenzó un domingo. La trompeta se usaba para alertar a los ejércitos sobre la
preparación militar. Parece que es la voz de Cristo, porque la revelación siguiente es de Su
Persona. Juan no esperaba esa visión, fue todo inesperado (“detrás de mí”)
(v.10).
8. Las iglesias son mencionadas, sin embargo, en la región había por lo
menos 10 iglesias, pero el número siete es significativo para el tema de la
profecía, refiriéndose a la universalidad y perfección. Quizás el rollo fue
dado por Jesús, al igual que las piedras a Moisés. Es probable que Juan quedase
muy espantado con del sonido de la trompeta y mucho más al ver la gloria de
Cristo. Los siete candeleros son las 7 iglesias. Las lámparas o candelabros no
son la luz, sino el soporte de la luz. Así que la Iglesia no es la luz, sino el
soporte de la luz, que es Cristo. De oro significa la preciosidad y la calidad
sagrada de la Iglesia (v.11-12).
9. No debemos detenernos en los símbolos, sino en lo que representan los
símbolos. “Hijo del hombre” es una expresión mesiánica del Salvador Jesús. La
vestidura era la de un sumo sacerdote (Ex. 28:4, 39:29). Las vestiduras eran
largas y sueltas. Los sacerdotes levitas solían ceñirse al pecho, lo que
significaba poder y autoridad. El cinturón del sacerdote estaba trenzado de
oro; el de Cristo es de oro puro, lo que significa la superioridad de su
sacerdocio. Jesús está en medio de la Iglesia, que son los candelabros,
cuidándola (v.13).
10. Los cabellos blancos muestran pureza, santidad y divinidad. Los ojos
como una llama de fuego muestran ojos penetrantes que no pierden detalle de los
motivos y propósitos internos de cada individuo. El fuego simboliza la ira
derramada tan presente en el libro de Apocalipsis. Los pies como de bronce bruñido
representan a Jesús caminando por la tierra, juzgando al mundo y a los impíos.
El bronce refulgente puede significar ira y juicio contra el pecado. La voz
como de muchas aguas, según Ezequiel 43:2, significa una voz poderosa (Sal 29:4)
(v.14-15).
11. Las siete estrellas en la mano derecha son los pastores de esas
iglesias o los ángeles que guardan esas iglesias. Sea como fuere, están bajo el
dominio de Cristo (en su mano derecha). La espada sale de la boca, es decir,
destruye solo con su palabra, como en el capítulo 19. El rostro que resplandece
como el sol en su fuerza (al mediodía) representa la majestad de Aquel que no
se puede ver a simple vista. (v. 16).
12. El quebrantamiento por la gloria y grandeza del Señor tiene como
objetivo no solo postrar al creyente, sino hacerlo acercarse al Señor,
implorando misericordia. Juan cayó a los pies del Señor como muerto, es decir,
los músculos estaban paralizados y la mente no podía razonar. Como Isaías, Juan
no pudo soportar la Santidad de Jesús por su propia indignidad. Entre nosotros,
puede haber cierta presunción al pensar que uno es más espiritual que otro,
pero ante el Señor ninguno de nosotros estaría de pie. El mismo Señor Juez que
destruirá a los impíos es capaz de amar y mostrar misericordia a los contritos.
Juan debe haber escuchado la expresión reconfortante “no temas” muchas veces
mientras caminó con Jesús esos tres años. Jesús se coloca como el Padre,
declarando su divinidad con la expresión “primero y último” (Is 44:6, 48:12)
(v.17).
13. Cristo menciona su muerte y resurrección absoluta y eterna. El vencedor
de la muerte, la experiencia más trágica para el ser humano. Vemos que Cristo
no tuvo como aobjetivo aplastar a Juan (Mt 12:20), sino prepararlo para las
otras visiones. Por lo tanto, Cristo tiene poder para encerrar a los perdidos
en el Hades y también para abrirlos y trasladarlos a un lugar peor, el Lago de
Fuego. La muerte se refiere al cuerpo y el Hades al espíritu y al alma (v.18).
14.Repetición de la orden (v.11). Aquí está la división del libro: Lo que
has visto (cap. 1), las que son (cap. 2-3), y las que han de ser después de
estas (cap. 4-22). No sabemos si los ángeles guardianes de cada iglesia son los
seres espirituales del cielo o los pastores, líderes, de cada iglesia. Nuestro
Señor Jesucristo nos ama mucho y quiso dejar las profecías sobre los últimos
tiempos. Él es maravilloso y es también Aquel que juzga (v.19-20).
Las grandezas de Jesucristo en el último libro de la
Biblia (Ap 1) 1. El Revelador (v.1) 2. El Testimonio (v.2) 3. El que bendice (v.3) 4. El Testigo Fiel (v.5) 5. El Primogénito de los muertos (v.5) 6. El Soberano de los reyes de la tierra (v.5) 7. El que ama (v.5) 8. El Libertador (v.5) 9. El Dador de nuestros privilegios (v.6, reino y sacerdotes) 10. El que vendrá de nuevo (v.7) 11. El compañero en la tribulación (v.9, en Jesús) 12. El Rey (v.13, túnicas) 13. El Eterno y el Purificador (v.14, canas y fuego) 14. El juez (v.15, bronce) 15. El Vencedor (v.16, espada) 16. El Majestuoso (v.16, sol) 17. El Consolador y el Primero y el Último (v.17) 18. El Resucitado (v.18) 19. El que tiene autoridad sobre la muerte y el infierno (v.18) 20. El Revelador de los Misterios (v.20) |
[1] Comentário Bíblico de Matthew Henry – Apocalipse, pg. 3 (Casa Publicadora das Assembleias de Deus - 3ª
Edição - 2003)
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