Whatsapp
y yo
(Basado
en hechos reales)
Antes
de la maravillosa adquisición que hice de un Smartphone, mi rutina no era muy
complicada. Me recostaba para prepararme para dormir. Mi esposa y yo acordamos no tener TV en el cuarto. Yo leía un libro en papel. Normalmente el libro se
dormía y caía de mis manos, entonces, yo lo recogía y lo colocaba sobre la mesa
de luz para que pudiera dormir tranquilo. Ya que el libro dormía, también lo
hacía yo.
Por la
mañana, al despertar, le daba un beso de buenos días a mi esposa y luego de ir
al baño me acomodaba en un rincón de la casa, leía la Biblia y oraba, siguiendo
la buena costumbre “no Bible no coffe”.
Antes de ir para la clase, después de
“café tomado” (en mi caso, té), abría los emails en mi PC de escritorio. Si
hubiese algún asunto sobre el que precisaba decidir, tendría que esperar hasta
el recreo o antes del almuerzo. Daba
para leer de nuevo, pensar, esbozar una respuesta en el viejo y querido Outlook
y hasta dejar en la carpeta de borradores, pues a veces le mostraba el borrador
a alguien involucrado en el asunto.
La vida continuaba así. Bien rápida,
comparada con la época de las cartas enviadas por correo.
El
problema es que llegó el Laptop (computador portátil). Ahora daba para ver
emails de forma más rápida, y hasta en la cama, sobre la falda. Pobrecito mi
libro de cabecera, quedó tan mudo como la mesa sobre la que estaba*. Noté que
las personas ya no tenían paciencia para esperar una respuesta. Recuerdo que
alguien me sugirió dejar la laptop abierta para tener los emails siempre a
mano.
Llegó
el MSN, Skype y otras facilidades que comenzaron a dejar mi vida en altas
revoluciones. Yo necesitaba controlar eso, pero el smartphon fue el golpe
mortal en mi rutina.
Hoy,
tengo ese dispositivo con todo en mis manos. Hasta el libro de cabecera fue
sustituído. Donde él estaba, ahora dormiría mi Smartphone. El libro dormía,
pero el Smartphone, no solo no duerme sino que se pone a llamarme durante la
noche. Ya resolví eso, silenciando mis contactos por 1 año, lo cual renuevo por
un año más, y así, eternamente.
Vino el
nerviosito Whatsapp. Vino para darme los buenos días, buenas tardes, buenas
noches y siempre con lindos dibujitos, fotos, animalitos, música, etc.
El
Whatsapp llega con solicitudes, pedidos urgentes, informaciones indigestas, problemas
y soluciones de problemas y todo para ya, ahora! No tengo tiempo, estoy en la
fila, si no respondo ahora, ya no dará tiempo, etc.
Aquellos
hombres gritando y mirando pantallas en las paredes, con teléfonos en mano,
gritando índices de la Bolsa de Valores, eran felices y no lo sabían; porque al
menos, salían de allí y tenían nuevamente su vida normal. Yo tengo mi Smartphone
en el bolsillo.
Estoy
con nostalgia de mi libro. Tengo que pedirle perdón.
Sin
embargo estoy contento… todavía no me implantaron un “brainphone” en el
cerebro.
Por Pércio Coutinho Pereira
Traducido del portugués
Nota: En portugués, se llama "criado mudo" a la mesa de luz, permitiendo un ingenioso juego de palabras.
Link del artículo original:
http://obomministro.blogspot.com/2018/12/eu-e-o-whatsapp_18.html?m=1
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