martes, 7 de abril de 2020

Palabras para una Iglesia en cuarentena

PALABRAS PARA UNA IGLESIA EN CUARENTENA

En éstos últimos días algunas palabras resuenan incesantemente por todas partes…una de ellas es “cuarentena”.
Al día de hoy se calcula que la tercera parte de la humanidad está bajo alguna forma de cuarentena o aislamiento domiciliario, voluntario u obligatorio. En Uruguay por ahora es voluntario, pero con una fuerte presión gubernamental y social para acatarla, en beneficio de toda la sociedad.
Éste fenómeno ha producido en la vida del hombre moderno algo que nadie esperaba: Tiempo. Hoy muchos seres humanos gozan de abundante tiempo para administrar… para invertir y para perder.
La imagen puede contener: noche y exteriorEsta situación angustiosa, que ha sobrevenido como una tremenda sacudida sobre todo nuestro mundo globalizado, también está afectando a los creyentes de toda la Tierra, afectando la vida de la iglesia. Nuestras reuniones de comunión y edificación han tenido que suspenderse, y hemos tenido que ingeniárnosla para seguir conectados a través de las redes. Parece que la llevamos bastante bien, pero a pesar del tiempo que pasamos en las redes, podemos afirmar que nos queda mucho tiempo libre, para utilizar lo mejor que podamos.
Dice la Escritura en Efesios 5:15-17:
Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,
aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.
Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.
En este texto el apóstol nos insta a mirar con diligencia cómo andamos, a tener cuidado de cómo vivimos, que no sea como necios sino como sabios, y ésta exhortación la concentra en un sencillo mandamiento: Aprovecha bien el tiempo que vives. Solo de esa manera estaremos demostrando con nuestras vidas que entendemos realmente la voluntad de Dios.
Aprovechar el tiempo es lo contrario a desperdiciarlo, a despilfarrarlo. ¿Quieres saber cómo se pierde el tiempo? Es fácil: haciendo nada, dejándolo ir como agua entre los dedos. Puede ser mirando excesiva televisión, siguiendo extensas e interesantes series en netflix, viendo una matiné de películas de Hollywood, jugando videojuegos, leyendo novelas inútiles, escuchando música que no edifica, hablando frivolidades, reparando cosas que no necesitas y tantas otras formas…
Hoy en día muchas personas han recibido una abundante provisión de tiempo… y lo están dejando ir de manera insensata e irreflexiva. Pero el pueblo de Dios no puede hacer eso. No podemos vivir en esa manera tan necia, porque a diferencia de otros, nosotros sí sabemos cuál es el valor del tiempo, y cuál es la voluntad de nuestro Dios respecto a ésto.
En la Escritura encontramos ejemplos de creyentes que estuvieron en cuarentena, en confinamiento voluntario o involuntario, y que supieron aprovechar bien el tiempo.
Pensemos en David, confinado en la cueva de Adulam (1 Samuel 22) mientras huía de Saúl.
Estando en aquella fría e inhóspita cueva aquel joven fugitivo compuso salmos, allí adoró al Señor, y fue precisamente en ese tiempo que se empezó a formar a su alrededor un ejército de hombres que le serian fieles el resto de su vida, porque vieron que era un hombre conforme al corazón de Dios. Estuvo oculto, estuvo escondido. Pero aprovechó el tiempo
Pensemos en el profeta Elias (1 Reyes 17) Luego de que le anunció al impío rey Acab que no iba a llover en la tierra de Israel a no ser por su palabra, Dios le dijo que se escondiera en el arroyo de Querit. El fiel profeta obedeció. Y las cosas se pusieron difíciles en aquel confinamiento. Los cuervos le trajeron pan y carne por la mañana y por la tarde, y bebió del arroyo. Y pasaron algunos días, nos dice la Biblia. Estuvo aislado, en cuarentena. Días intensos en los que estuvo a solas con el Señor, obedeciendo su voz, en comunión con él, y siendo sustentado por El, comprobando su fidelidad.
Pensemos en Nehemias (Nehemias cap.1) luego de conocer la triste situación de aquellos que eran sus hermanos en la lejana Jerusalem, y de llorar por su ruina, oró y ayunó por muchos días (se calculan cerca de 4 meses). Se mantuvo orando apartado de la presencia del rey y de sus siervos, hasta que llegó la hora de la verdad, y el Dios que le había colocado aquella angustiosa carga por su pueblo, ahora le encargaba una esperanzada misión. Se aisló para buscar a Dios, y se encontró con un llamado que cambió su vida para siempre.
Y podríamos seguir pensando en tantos otros…Moisés cuarenta días a solas con Dios en el Monte Sinai… Saulo de Tarso aislado con el Señor Jesucristo luego de su conversión…tantas personas que conocieron a Dios y que tuvieron que confinarse, que apartarse, y que aprovecharon el tiempo para Dios.
El Señor Jesus estuvo también cuarenta dias en el desierto, apartado de todo y de todos, ayunando, resistiendo la tentación, fortaleciéndose en el Padre y su palabra, y pasando por una experiencia tan especial que le permitió ser luego poderoso para socorrer a todos los que somos tentados.
Querido hermano, querida hermana…Y tú ¿qué vas a hacer tu con tu tiempo?¿Que vas a hacer con este tiempo precioso de quietud y de confinamiento que el Señor te está concediendo?
¡Aprovechalo! ¡Aprovechalo hermano querido! Busca al Señor, busca su rostro, aprovecha para orar a Dios con una intensidad como nunca antes lo has hecho… intercede por tu familia, por tus hermanos, por todo el mundo. Cambia tus hábitos. Levántate temprano en la mañana y lee la escritura. Haz un plan de lectura consistente, disponte a conocer bien la Biblia. Reflexiona como vas a servir a Dios en este tiempo y cuando esto se termine.
Lee buenos libros cristianos que edifiquen tu vida, escucha buenos mensajes de la Palabra de Dios, comparte un mensaje de texto o un audio que sea de bendición a un hermano, que lo saque de su soledad amarga y lo haga sentir querido.
Ocúpate de tu familia, habla con tu cónyuge, planifica qué van a hacer después de la pandemia… disfruta de la vida con esa compañera/o que el Señor te regaló.
Habla con tus hijos, enséñales a vivir en temor de Dios, que aprendan de esta penosa situación cómo la seguridad la pueden obtener solamente confiando en Aquel que es la Roca de la eternidad. Enséñales a que oren, a leer la Biblia al levantarse, a tener hábitos de trabajo, muéstrales con tu vida lo importante que es el Señor para ti. Ámalos, cuídalos, anímalos, ponle límites y corrígelos si lo necesitan, aconséjalos, ayúdalos. Pasa tiempo de calidad con ellos como nunca antes lo pudiste hacer
Hermano… hermana… HAZ QUE VALGA LA PENA TU TIEMPO DE CUARENTENA, aprovecha bien el tiempo para salir más fortalecido de ésta tormenta, cuando todo haya pasado.
Ya es hora de levantarnos del sueño, queridos, porque sin lugar a dudas está mucho más cerca nuestra salvación que cuando creímos.
Aprovecha éste tiempo y cada día para el Señor.

Por Mauricio Amaral

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